jueves, 6 de septiembre de 2012

TOTAL RECALL

La siguiente reseña contiene spoilers.
Inspirada en el cuento corto “Podemos recordarlo por usted al por mayor” (We Can Remember It For You Wholesale, en inglés) de Philip K. Dick, Total Recall es una cinta que combina la ciencia ficción y la acción en un cóctel de entretenimiento garantizado. El cuento ya había sido adaptado en 1990 por el director alemán Paul Verhoeven. Dicha adaptación, conocida como El Vengador del Futuro o Desafío Total en los países de habla hispana (traducción que se conservó para la versión nueva), contaba con un Arnold Schwarzenegger muy joven y llegó a convertirse en un clásico de culto. Cuando Columbia Pictures anunció que una remake estaba en marcha, muchos se encogieron de hombros, preguntándose si era una buena jugada realizar una nueva versión de una película tan adorada por los fanáticos. Pero lo cierto es que la original ya cuenta con 22 años, y al verla, es más probable que el espectador se ría de muchas de las escenas que en su momento causaban una impresión totalmente distinta. Los tiempos han cambiado, y la tecnología de hoy hace que los ingeniosos efectos especiales y de maquillaje de Rob Bottin luzcan totalmente obsoletos. Aún así, la Total Recall de Verhoeven tiene su valor emocional por parte de aquellos que pudieron disfrutarla en su apogeo. Por lo tanto, la versión nueva puede llegar a generar una impresión diferente, dependiendo del espectador: la disfrutará ó la odiará. En mi caso particular, fue como escuchar el cover de una canción que me gusta. Suena bien pero es diferente.

En esta ocasión, el que se sienta en la silla del director es Len Wiseman, cuyo currículum incluye significantes aportes a la saga de Underwold y la cuarta entrega de la saga de Die Hard. Con estos antecedentes, cuando el espectador se siente a ver Total Recall, esperará ver vertiginosas y excelentes escenas de acción. Indiscutiblemente, Wiseman se excede en este aspecto, estableciéndose como uno de los mejores directores contemporáneos de películas de acción. Sin embargo, y como tal vez era de esperar, el guión (obra de Kurt Wimmer y Mark Bomback) falla en la elaboración de un argumento intrincado o de personajes sustanciosos, y las ideas introducidas terminan sirviendo como excusa para desarrollar un frenesí explosivo de persecuciones y tiroteos. Nada más.

Para su adaptación contemporánea, Wiseman deja de lado la idea de la colonización de Marte (presente tanto en el cuento como en la versión de Verhoeven) y sitúa la historia a finales del siglo veintiuno, en una Tierra que ha sido víctima de una prolongada guerra mundial química. Wiseman elige a Colin Farrel como protagonista, quien se pone en la piel de Douglas Quaid, un obrero que trabaja en una fábrica de ensamblaje de robots policías y que está aburrido de su vida rutinaria, a pesar de estar casado con Lori (la bellísima Kate Beckinsale). Por consiguiente, decide darse una vuelta por Rekall, una compañía que se dedica a implantar memorias artificiales. Cuando Quaid accede a que se le implanten recuerdos de ser un espía profesional, resulta que los empleados de Rekall se encuentran con que Quaid ya posee recuerdos similares y que son reales. En ese momento, un gran número de uniformados con armas interrumpen en el lugar, y Quaid se ve inmerso en una persecución llena de adrenalina que lo llevará a tratar de descubrir cuál es su verdadera identidad, desenmascarando incluso a sus más allegados, pues su esposa ahora también intenta asesinarlo. Como si ya no hubiese carilindos en la película, Quaid forma partido con Melina (Jessica Biel), una enigmática mujer con la que ha soñado en numerosas ocasiones, y que conduce al desconcertado personaje hacia el centro de un conflicto entre la totalitaria Federación Unida de Gran Bretaña, liderada por el intimidante Cohaagen (Bryan Cranston) y la Colonia, el hogar de las masas más pobres; los únicos dos territorios habitables que han quedado en toda la faz del planeta luego de la guerra.

La trama es prometedora, pero lamentablemente, es víctima de su antecesora, pues aquellos que hayan visto la original, podrán anticipar todos los eventos y vueltas de tuerca que aparecen en esta versión. A pesar de esto, la película cuenta con un fuerte punto a favor. Los efectos visuales y los escenarios son simplemente asombrosos, por lo que se podría decir que, en cuanto al aspecto visual, la película es excelente. El diseñador de producción Patrick Tatopoulos se las ingenia con mucha originalidad para concebir ciudades que han sido víctimas de la sobrepoblación. En Total Recall veremos edificios y autopistas que parecen estar suspendidas en el aire, introduciendo conceptos que, si bien rozan lo descabellado, proponen muchas ideas para que los ingenieros de hoy tomen en cuenta para el futuro. Es por este aspecto que la película se hace valer dentro del género de ciencia ficción. Es una lástima que cuente con una historia predecible y llena de clichés dignos de Hollywood, que evita que alcance la envergadura de películas tales como Blade Runner (1982) o Minority Report (2002), ambas también basadas o inspiradas en obras de Philip K. Dick.

En mi opinión, el verdadero problema del guión de Total Recall es que es demasiado pretencioso, fracasando en darle un sustento emocional a los acontecimientos ilustrados. Esto impide que el espectador tome la historia con la seriedad que los guionistas proponen. Y tal vez sea por este motivo que no esté a la altura de la versión de 1990, que es casi una sátira del cine clase B, con tintes surrealistas y extravagantes (como sólo Verhoeven sabe hacerlo). En esta Total Recall, las crisis emocionales en las que el protagonista se ve sumido, incluso muchos de los diálogos que comparte con los demás personajes, pierden importancia. Algunas escenas parecen estar metidas a la fuerza, solo para aminorar un poco la acelerada cacería que perdura de principio a fin. Lo mismo se podría decir de algunos personajes. Matthias (Bill Nighy), el líder de la Resistencia que se opone al régimen totalitario de Cohaagen, pasa casi desapercibido y no suma más de cinco minutos de participación en la película. Además de ser el desperdicio de un buen actor, los guionistas desaprovechan la oportunidad de incluir algunas reflexiones profundas y filosóficas sobre las sociedades que son víctimas de la tiranía y la opresión, un aspecto que le hubiese dado profundidad no sólo al personaje, sino también a la historia en sí. Por el contrario, los guionistas sí se toman el tiempo de incluir referencias a algunas de las escenas más memorables de la versión de Verhoeven (como para recordarnos que estamos viendo una remake). Vuelve la prostituta de tres senos, así como también hay una breve alusión a la famosa escena de las ‘dos semanas’, y a la de los desmembramientos en el ascensor (aunque en esta ocasión los que sufren son los robots). Teniendo en cuenta los rumbos y decisiones que toman los guionistas, no puedo evitar preguntarme cuál fue el verdadero motivo de la realización de esta película. Al fin y al cabo, no hace más que seguir al pie de la letra la mayoría de los acontecimientos de su predecesora. Por este motivo puede que solo aquellos que desconozcan o hayan olvidado la existencia de la versión del ex-gobernador de California disfruten la de Farrell en su totalidad.

Queda claro entonces, que la intención original de los realizadores era la de realizar una película de acción carente de inteligencia. De lado han dejado muchos de los planteos que Dick propone en su cuento; entre ellos, quizás el más interesante: ¿es la verdad algo empírico que no puede negarse, o solo lo que nuestro cerebro nos dice? Esta falta de profundidad intelectual en su argumento hace que la película se valga solamente por los asombros esfuerzos del equipo técnico para crear una verdadera joya visual, y por las excelentes escenas de acción coreografiadas a la perfección y acompañadas, por supuesto, por las poses obligatorias de los sensuales modelitos que las protagonizan. Si lo que el espectador está buscando es adrenalina, entretenimiento y una maravillosa exposición de efectos visuales, esta versión modernizada de Total Recall cumple con lo que promete.

JMLangdon 



Ficha Técnica:
Dirigida por Len Wiseman
Guión por Kurt Wimmer y Mark Bomback
Historia por Ronald Shusett, Dan O’Bannon, Jon Povill y Kurt Wimmer
Inspirada en el cuento corto “We Can Remember It For You Wholesale” escrito por Philip K. Dick
Producida por Neal H. Mortiz y Toby Jaffe
Productores ejecutivos: Ric Kidney y Len Wiseman
Director de fotografía: Paul Cameron
Diseño de producción: Patrick Tatopoulos
Editada por Christian Wagner
Música compuesta por Harry Gregson-Williams
Diseño de vestuario: Sanja Milković Hays
Supervisor de efectos visuales: Peter Chiang
Protagonizada por Colin Farrell (Douglas Quaid/Hauser), Kate Beckinsale (Lori Quaid), Jessica Biel (Melina), Bryan Cranston (Cohaagen), John Cho (McClane) y Bill Nighy (Matthias)
Año de estreno: 2012

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