La siguiente reseña contiene spoilers.
The Impossible (título traducido al español como Lo Imposible) es un filme que mezcla
dos géneros muy marcados. Por un lado es cine catástrofe y por el otro, un
fuerte drama sobre esperanza y poderosos vínculos de amor y familia. El
director es el español Juan Antonio Bayona, el mismo que dirigió El Orfanato (2007), una película que en
la que ya había experimentado con la mezcla de géneros. Básicamente, con The Impossible Bayona relata la trágica
historia de supervivencia de la familia Bennett, luego de que un gigantesco
tsunami interrumpe sus vacaciones en Tailandia. El guión, atribuído a Sergio G.
Sánchez está basado en la experiencia de María Belón, una sobreviviente de ‘la
catástrofe del Océano Índico’, catalogado como uno de los peores desastres
naturales de la historia en el que un terremoto submarino propulsó una poderosa
ola de 30 metros
de altura hacia Idonesia, Sri Lanka, India y Tailandia, ocasionando la pérdida
de casi 230.000 vidas humanas. A partir de este catastrófico suceso, Bayona ha
creado una película fuerte e intensa, en la que sobresalen las formidables actuaciones
del plantel protagónico y la increíble recreación de una inmensa pared de agua
que arrasa con todo a su paso.
El inicio del filme nos introduce a Henry y a María
Bennett, interpretados por Ewan McGregor y Naomi Watts, respectivamente. La
pareja llega a un centro turístico en Khao Lak, Tailandia, acompañada por sus
tres hijos, Lucas, Tomas y Simon. Acto seguido, la familia comienza a disfrutar
del sol, las playas blancas y el mar, pero toda calma se ve perturbada cuando de
pronto la tierra comienza a temblar. En cuestión de segundos, mientras se
encuentran descansando en la piscina del hotel, una violenta locomotora de agua
que no se detiene ante nada engulle los pequeños cuerpos de los turistas,
destruyendo todo a medida que avanza. La secuencia entera de este tsunami, que
dura aproximadamente diez minutos, es increíblemente impactante por su
realismo. Desde el punto de vista de María, el personaje de Watts, los realizadores
logran crear una perpetua sensación de desesperación cuando la poderosa
corriente sacude el frágil cuerpo de la mujer, arrojándola contra ramas, trozos
de edificios y automóviles, mientras ella lucha para tratar de mantenerse a
flote y reunirse con Lucas, el único de su familia a quién ha podido divisar.
Una vez que el agua retrocede, queda al descubierto un desalentador panorama de
escombros, palmeras caídas y muerte. Confundidos, lastimados y anonadados,
María y Lucas comienzan su aventura de supervivencia, buscando a los otros
integrantes de su familia, aún desconociendo si están vivos o muertos. De
manera similar, Henry, quien milagrosamente ha sobrevivido y ha podido
localizar a Tomas y a Simon, también se lanza en la búsqueda con la esperanza
de poder reunir a todos.
Desde un principio, es claro que la película no tiene la
intención de impresionar al espectador con constantes escenas de destrucción
generadas por computadora. Al contrario, Bayona y Sánchez han tomado la
decisión de contar la historia desde un punto de vista al ras del suelo, sin
hacer demasiado hincapié en una exhibición panorámica y aérea del desastre (esa
toma se la guardan para el final). El fuerte de la película reside en el hecho
de contemplar las extraordinarias circunstancias en las que la desafortunada
familia Bennett se ve inmersa, logrando una experiencia personal que ayuda al
espectador a ser parte de la historia. Bayona, con astucia, solo nos pone al
tanto del alcance de la catástrofe a través de conversaciones que los
protagonistas tienen con otros sobrevivientes, evitando el uso excesivo y
trillado de transmisiones de noticias. Al mismo tiempo, el director exhibe
temáticas de empatía y compasión cuando nos muestra el sacrificio y la bondad
de aquellos sobrevivientes locales que han perdido sus hogares y a sus
familias, y aún así están dispuestos a auxiliar a los necesitados. Esta
cualidad le proporciona a la película una profunda humanidad que la destaca
entre la plétora de películas hollywoodenses
sobre desastres naturales, en las que abundan los personajes vacíos.
Muchos de los sentimientos que genera la película son
producto de las impecables actuaciones de los protagonistas. Watts logra
transmitir con eficacia la angustia, la desesperación y los extremos físicos cuyo
personaje se ve forzado a padecer. Sin embargo, mucho se lo debe a los
realistas y gráficos efectos de maquillaje que el equipo técnico le
proporciona. McGregor, por su lado, ofrece una de las mejores interpretaciones
de su carrera, dándole vida a un personaje que intenta ser el héroe, luchando
por no derrumbarse ante la desesperanza y el terror a una causa perdida. Pero
la verdadera sorpresa es Tom Holland, quien interpreta a Lucas, el niño de 16
años que debe afrontar acontecimientos inimaginables. Holland ofrece una
actuación merecedora de elogios, pues mezcla emociones de miedo y coraje con
gran eficacia mientras deambula por un mundo de confusión y caos. Las escenas
que comparte con Watts son sin duda algunas de las mejores de la película. Los
roles madre-hijo se ven invertidos cuando el joven debe tomar las riendas de la
situación y hacerse responsable por su madre, quien se encuentra incapacitada y
al borde de la muerte. El filme también cuenta con la breve participación de
Geraldine Chaplin, quien interpreta a una anciana sobreviviente que intercambia
un diálogo nocturno con Lucas sobre la imposibilidad de discernir si las
estrellas están muertas o vivas, presentando una interesante (aunque tal vez
muy obvia) analogía del desconocimiento de Lucas sobre la suerte de sus
familiares. Lo que Bayona logra con escenas como esta y numerosas más es
mostrar la fraternidad y la solidaridad que surge de la humanidad ante los
desastres de esta magnitud, razón por la cual la película ha recibido elogios
por parte de aquellos que padecieron la catástrofe en carne propia.
Si bien el relato nos conduce hacia un desenlace narrativo
que es bastante predecible, The
Impossible no deja de ser una maravilla visual. Bayona ha reunido al mismo
equipo técnico con el que colaboró para hacer El Orfanato, del cual cabe destacar el trabajo del director de
fotografía Oscar Faura, cuyo uso de iluminación embellece la imagen, dándole un
aspecto casi místico, tal vez para aludir a la inexplicable fuerza de la
naturaleza ó a una cálida mano angelical que abraza a los personajes y los
aferra a la vida. La música de Fernando Velásquez, por otro lado, marca su
territorio reforzando considerablemente las emociones que produce el filme,
aunque por momentos puede llegar a resultar desmesurada. En definitiva, la
esencia de la película no yace únicamente en mostrar de lo que es capaz un
equipo técnico de artistas, sino en utilizar ese talento como una herramienta
para poder sumergir al espectador en una historia sobre personajes humanos. Las
excelentes actuaciones de los protagonistas en conjunto con la auténtica
recreación de una Tailandia en ruinas dotan a la película de un realismo y una crudeza
emocional capaces de formarle un nudo en la garganta al espectador sensible.
Dejando de lado algún que otro clichè digno
del cine sobre familias puestas en períodos de separación que al final vuelven
a reencontrarse, The Impossible se
mantiene de pie y firme como una de las películas más destacables del año.
JMLangdon
Ficha Técnica:
Dirigida
por Juan Antonio Bayona
Escrita por Sergio
G. Sánchez
Basada en la historia de María Belón
Producida por Belén
Atienza, Álvaro Augustin, Enrique López-Lavigne y Ghislain Barrois
Productores ejecutivos: Sandra Hermida y Javier
Ugarte
Director de fotografía: Oscar Faura
Diseño de producción: Eugenio
Caballero
Editada por Elena
Ruíz y Bernat Vilaplana
Música compuesta por Fernando
Velázquez
Protagonizada por Naomi
Watts (Maria Bennett), Ewan McGregor (Henry Bennett), Tom Holland (Lucas
Bennett), Samuel Joslin (Thomas Bennet), Oaklee Pendergast (Simon Bennett) y
Geraldine Chaplin (Anciana)
Año de estreno: 2012