lunes, 11 de febrero de 2013

THE IMPOSSIBLE


La siguiente reseña contiene spoilers.
The Impossible (título traducido al español como Lo Imposible) es un filme que mezcla dos géneros muy marcados. Por un lado es cine catástrofe y por el otro, un fuerte drama sobre esperanza y poderosos vínculos de amor y familia. El director es el español Juan Antonio Bayona, el mismo que dirigió El Orfanato (2007), una película que en la que ya había experimentado con la mezcla de géneros. Básicamente, con The Impossible Bayona relata la trágica historia de supervivencia de la familia Bennett, luego de que un gigantesco tsunami interrumpe sus vacaciones en Tailandia. El guión, atribuído a Sergio G. Sánchez está basado en la experiencia de María Belón, una sobreviviente de ‘la catástrofe del Océano Índico’, catalogado como uno de los peores desastres naturales de la historia en el que un terremoto submarino propulsó una poderosa ola de 30 metros de altura hacia Idonesia, Sri Lanka, India y Tailandia, ocasionando la pérdida de casi 230.000 vidas humanas. A partir de este catastrófico suceso, Bayona ha creado una película fuerte e intensa, en la que sobresalen las formidables actuaciones del plantel protagónico y la increíble recreación de una inmensa pared de agua que arrasa con todo a su paso.

El inicio del filme nos introduce a Henry y a María Bennett, interpretados por Ewan McGregor y Naomi Watts, respectivamente. La pareja llega a un centro turístico en Khao Lak, Tailandia, acompañada por sus tres hijos, Lucas, Tomas y Simon. Acto seguido, la familia comienza a disfrutar del sol, las playas blancas y el mar, pero toda calma se ve perturbada cuando de pronto la tierra comienza a temblar. En cuestión de segundos, mientras se encuentran descansando en la piscina del hotel, una violenta locomotora de agua que no se detiene ante nada engulle los pequeños cuerpos de los turistas, destruyendo todo a medida que avanza. La secuencia entera de este tsunami, que dura aproximadamente diez minutos, es increíblemente impactante por su realismo. Desde el punto de vista de María, el personaje de Watts, los realizadores logran crear una perpetua sensación de desesperación cuando la poderosa corriente sacude el frágil cuerpo de la mujer, arrojándola contra ramas, trozos de edificios y automóviles, mientras ella lucha para tratar de mantenerse a flote y reunirse con Lucas, el único de su familia a quién ha podido divisar. Una vez que el agua retrocede, queda al descubierto un desalentador panorama de escombros, palmeras caídas y muerte. Confundidos, lastimados y anonadados, María y Lucas comienzan su aventura de supervivencia, buscando a los otros integrantes de su familia, aún desconociendo si están vivos o muertos. De manera similar, Henry, quien milagrosamente ha sobrevivido y ha podido localizar a Tomas y a Simon, también se lanza en la búsqueda con la esperanza de poder reunir a todos.

Desde un principio, es claro que la película no tiene la intención de impresionar al espectador con constantes escenas de destrucción generadas por computadora. Al contrario, Bayona y Sánchez han tomado la decisión de contar la historia desde un punto de vista al ras del suelo, sin hacer demasiado hincapié en una exhibición panorámica y aérea del desastre (esa toma se la guardan para el final). El fuerte de la película reside en el hecho de contemplar las extraordinarias circunstancias en las que la desafortunada familia Bennett se ve inmersa, logrando una experiencia personal que ayuda al espectador a ser parte de la historia. Bayona, con astucia, solo nos pone al tanto del alcance de la catástrofe a través de conversaciones que los protagonistas tienen con otros sobrevivientes, evitando el uso excesivo y trillado de transmisiones de noticias. Al mismo tiempo, el director exhibe temáticas de empatía y compasión cuando nos muestra el sacrificio y la bondad de aquellos sobrevivientes locales que han perdido sus hogares y a sus familias, y aún así están dispuestos a auxiliar a los necesitados. Esta cualidad le proporciona a la película una profunda humanidad que la destaca entre la plétora de películas hollywoodenses sobre desastres naturales, en las que abundan los personajes vacíos.

Muchos de los sentimientos que genera la película son producto de las impecables actuaciones de los protagonistas. Watts logra transmitir con eficacia la angustia, la desesperación y los extremos físicos cuyo personaje se ve forzado a padecer. Sin embargo, mucho se lo debe a los realistas y gráficos efectos de maquillaje que el equipo técnico le proporciona. McGregor, por su lado, ofrece una de las mejores interpretaciones de su carrera, dándole vida a un personaje que intenta ser el héroe, luchando por no derrumbarse ante la desesperanza y el terror a una causa perdida. Pero la verdadera sorpresa es Tom Holland, quien interpreta a Lucas, el niño de 16 años que debe afrontar acontecimientos inimaginables. Holland ofrece una actuación merecedora de elogios, pues mezcla emociones de miedo y coraje con gran eficacia mientras deambula por un mundo de confusión y caos. Las escenas que comparte con Watts son sin duda algunas de las mejores de la película. Los roles madre-hijo se ven invertidos cuando el joven debe tomar las riendas de la situación y hacerse responsable por su madre, quien se encuentra incapacitada y al borde de la muerte. El filme también cuenta con la breve participación de Geraldine Chaplin, quien interpreta a una anciana sobreviviente que intercambia un diálogo nocturno con Lucas sobre la imposibilidad de discernir si las estrellas están muertas o vivas, presentando una interesante (aunque tal vez muy obvia) analogía del desconocimiento de Lucas sobre la suerte de sus familiares. Lo que Bayona logra con escenas como esta y numerosas más es mostrar la fraternidad y la solidaridad que surge de la humanidad ante los desastres de esta magnitud, razón por la cual la película ha recibido elogios por parte de aquellos que padecieron la catástrofe en carne propia.

Si bien el relato nos conduce hacia un desenlace narrativo que es bastante predecible, The Impossible no deja de ser una maravilla visual. Bayona ha reunido al mismo equipo técnico con el que colaboró para hacer El Orfanato, del cual cabe destacar el trabajo del director de fotografía Oscar Faura, cuyo uso de iluminación embellece la imagen, dándole un aspecto casi místico, tal vez para aludir a la inexplicable fuerza de la naturaleza ó a una cálida mano angelical que abraza a los personajes y los aferra a la vida. La música de Fernando Velásquez, por otro lado, marca su territorio reforzando considerablemente las emociones que produce el filme, aunque por momentos puede llegar a resultar desmesurada. En definitiva, la esencia de la película no yace únicamente en mostrar de lo que es capaz un equipo técnico de artistas, sino en utilizar ese talento como una herramienta para poder sumergir al espectador en una historia sobre personajes humanos. Las excelentes actuaciones de los protagonistas en conjunto con la auténtica recreación de una Tailandia en ruinas dotan a la película de un realismo y una crudeza emocional capaces de formarle un nudo en la garganta al espectador sensible. Dejando de lado algún que otro clichè digno del cine sobre familias puestas en períodos de separación que al final vuelven a reencontrarse, The Impossible se mantiene de pie y firme como una de las películas más destacables del año.

 JMLangdon



Ficha Técnica:
Dirigida por Juan Antonio Bayona
Escrita por Sergio G. Sánchez
Basada en la historia de María Belón
Producida por Belén Atienza, Álvaro Augustin, Enrique López-Lavigne y Ghislain Barrois
Productores ejecutivos: Sandra Hermida y Javier Ugarte
Director de fotografía: Oscar Faura
Diseño de producción: Eugenio Caballero
Editada por Elena Ruíz y Bernat Vilaplana
Música compuesta por Fernando Velázquez
Protagonizada por Naomi Watts (Maria Bennett), Ewan McGregor (Henry Bennett), Tom Holland (Lucas Bennett), Samuel Joslin (Thomas Bennet), Oaklee Pendergast (Simon Bennett) y Geraldine Chaplin (Anciana)
Año de estreno: 2012

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