domingo, 27 de mayo de 2012

ELEFANTE BLANCO

La siguiente reseña contiene spoilers.
Elefante Blanco (2012) es una película argentina dirigida por Pablo Trapero y protagonizada por Jérémie Renier, Martina Gusman y Ricardo Darín. El filme cuenta la historia de dos curas (Renier y Darín) que luchan mano a mano, junto a una asistente social (Gusman), para resolver el sinfín de problemas que se presentan día a día en un barrio de Buenos Aires sumergido en la miseria.

El título Elefante Blanco se refiere a un edificio semi-abandonado que se encuentra ubicado en la villa 15 del barrio de Villa Lugano en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina. Su proyecto comenzó en 1937, pero su construcción se vio interrumpida muchas veces hasta que se abandonó por completo en el golpe de Estado de 1955, y así se vio frustrado su destino de convertirse en el hospital más grande de Latinoamérica. Hoy en día, el edificio pertenece a la “Asociación de Madres de Plaza de Mayo”, y diariamente sirve no sólo como comedor para la gente que vive en la villa contigua, sino también como albergue para 98 familias.

Aparentemente, dicha ironía llamó la atención de Trapero, un director que está acostumbrado a plasmar en sus películas (Carancho (2010) y Leonera (2008), entre otras) lugares marginales. Y esta no es la excepción, pues para satisfacer su ambicioso deseo de contar una historia de esperanza y humildad en uno de los lugares más arcanos de la pobreza argentina, ha optado por mudar su equipo de filmación al mismo edificio y sus alrededores, lo cual es un gran punto a favor por motivos que detallaré más adelante.

Antes, me gustaría retomar la cuestión del título. ¿Por qué hablar de un Elefante Blanco? Al observar el edificio, uno no puede evitar hacer la asociación obvia: es como un Elefante, por su inmenso e imponente volumen, y Blanco, por su color. Dado que el hospital a medias ni siquiera llegó a tener un nombre oficial, se lo empezó a llamar así. Incluso hay quienes han desarrollado una respuesta más infantil a la pregunta diciendo que es como un elefante vistiendo un delantal blanco, por su propósito de ayuda social y educación. Yo voy a optar por ir un poco más allá, y así me remonto hacia el occidente. En Tailandia, los elefantes blancos (o albinos) son sagrados, son un símbolo de poder real y son posesión de los reyes. Básicamente, cuantos más elefantes tenga el rey, mayor será su estatus. Pero todo lo bueno tiene algo malo, y lo malo de tener un elefante blanco es que su manutención es muy costosa. Entonces, antiguamente, cuando los reyes no estaban satisfechos con algún súbdito, le regalaban un elefante blanco al pobre diablo, cuyos bolsillos no daban abasto para mantener al bicho y quedaba totalmente arruinado. Así es que a pesar de que la posesión de un elefante albino confiere mucho prestigio, es un gran peso para el propietario. Y esta mirada tiene muchísimo que ver con la historia de la película en cuestión.

Ricardo Darín interpreta al Padre Julián, sobre cuyos hombros reposa la enorme responsabilidad de atender, ayudar, representar y luchar por el bienestar de los habitantes del Elefante Blanco y sus alrededores. Su motivo no es explícito, pero uno puede hacerse la idea del por qué: nadie más quiere hacerse cargo de este lugar que, como dice él mismo, ‘no figura ni en el mapa’. Durante toda la película, vemos al pobre Padre sobre-exigirse a sí mismo montones de veces, al mismo tiempo que empeora su salud. El elefante le pesa demasiado ya, y a pesar de estar consciente de ello, sigue adelante motivado por el ejemplo del Padre militante argentino Carlos Mugica, asesinado en 1974 durante la Dictadura Militar y a quién la película está dedicada. ‘Señor, sueño con morir por ellos, ayúdame a vivir para ellos’, lo cita Julián en repetidas escenas.

El inicio de Elefante Blanco es crudo. Antes de que aparezca el título de la película con el tema “Las Cosas que No Se Tocan” de la banda de rock argentina Intoxicados de fondo, Trapero nos muestra un prólogo impactante y violento en el que el Padre francés Nicolás (interpretado por el belga Jérémie Renier) observa, mientras se esconde en unos arbustos, el salvaje asesinato de los habitantes de una villa indígena perdida en el medio del Amazonas, a manos de un grupo de narcotraficantes. Nicolás no puede hacer nada por ellos, y esa culpa lo consumirá durante el resto de la película hasta el desenlace. Julián se toma el trabajo de ir a buscarlo personalmente a la selva amazónica y de traerlo a Buenos Aires. Suena un poco rebuscado, pero su motivo personal se revela al final de la película.

Así que ya de entrada, tenemos a dos protagonistas con historias tristes, llenas de heridas profundas que tardan en sanar, y que los obligan a dudar de sus propósitos, lealtades, e incluso de su fe. El panorama no pinta bien, pues puede que el espectador se pregunte: ¿por qué he pagado por ver una película llena de tanta tristeza y duelo? Trapero responde al instante, luego del prólogo, cuando nos muestra la villa desde lo alto. Aquí vemos por primera vez este lugar carcomido por la indigencia y la miseria: un llamado de atención que obliga al espectador, que tiene dinero para comprar una entrada de cine, a pensar en las condiciones en que viven muchas personas, y en los resultados de muchas de las decisiones de los representantes políticos. Trapero es listo y decide ser ambiguo a la hora de ubicar la historia en espacio y tiempo. En ningún momento vemos leyendas que nos indiquen el lugar específico y el año en que se desarrollan los eventos. De esta manera, nos quiere decir que son datos irrelevantes, pues la situación no cambia con el tiempo, aunque los políticos sí.

La pobreza, la violencia, las drogas y los puntos de vista de las personas con poder son temas que toca la película, y que muestra a los dos curas varados en encrucijadas y a veces, en callejones sin salida, literalmente.

El hecho de que Trapero haya filmado su película en una zona verdadera, en la que está basada su historia, ayuda a lograr un gran nivel de realismo. El director se toma el tiempo de filmar la villa con detenimiento, con tomas y secuencias extensas (a veces, sin cortes durante minutos); y así, nos hace sentir que estamos caminando junto a los personajes entre casas humildes, autos abandonados y niños descalzos que se embarran los pies. Los efectos de sonido también ayudan muchísimo a ubicarnos en este lugar, donde delincuentes conviven junto a familias desamparadas que no tienen adónde ir.

A lo largo de todo el metraje, vemos cómo los dos curas, ayudados por Luciana (una trabajadora social que también llega al límite de cuestionarse sus propósitos y obligaciones), se las arreglan para lidiar con la falta de presupuesto para la construcción de viviendas, las guerras de pandillas, la corrupción de la policía, e incluso la salud de Julián, que empeora cada día. Todas estas tareas parecen imposibles, pero ellos siguen adelante, defendiendo su compromiso y su lealtad hacia los habitantes del Elefante Blanco y de la villa que lo acompaña.

Al mismo tiempo, la historia se bifurca y obtenemos miradas más íntimas hacia las vidas de nuestros protagonistas. Aquí se destaca el Padre Nicolás, cuya historia es la más conmovedora de las tres. Renier se pone en la piel de Nicolás y lo dibuja como un hombre tímido, de pocas palabras, pero con mucho coraje, que es evidente cuando siente la necesidad de ayudar al prójimo. Es un hombre que no duda en meterse en la casa de un narcotraficante para reclamar un cuerpo, víctima de las disputas por territorio de las pandillas. Sin embargo, Nicolás se quiebra en varios momentos de la cinta. Su pasado lo perturba y lo pone a la deriva, sin estar seguro de qué debe o qué quiere hacer. Y este estado lo lleva a involucrarse románticamente con Luciana (un hecho tal vez un poco previsible y trillado), creando una relación que los ayuda a alejarse del mundo en que viven, pero que los incomoda al mismo tiempo. Las actuaciones, tanto de Renier como de Gusman, son magistrales y ayudan a darnos estas sensaciones de incomodidad, a veces sin la necesidad de diálogos. Darín queda así en un segundo plano por momentos, y probablemente haga que el espectador se pregunte si su presencia en este filme sea por motivos de publicidad y que se quede esperando un poco más de protagonismo de su parte. Pues, si bien interpreta su papel con el profesionalismo de siempre, volvemos a verlo en un personaje solitario, decadente, triste y de carácter fuerte. No es por desmerecer su trabajo, ni su importantísimo rol en la historia, pero es probable que Darín se esté estancando en un tipo de personajes recurrente, a pesar de que su participación en cualquier película sea señal de excelencia en cuanto a actuaciones.

Los actores que acompañan a los protagonistas también se destacan y tienen sus propios conflictos personales. Aparece así la figura de Monito (encarnado por Federico Benjamín Barga), un adolescente drogadicto de no más de 15 años que vive en la villa, y en el que se reflejan muchas consecuencias de la adicción y de la violencia.

Para el espectador argentino, Elefante Blanco resulta una película muy personal y que está en contacto con temas que muchos vemos de manera cotidiana; y para el espectador extranjero, quizás resulte inesperada e impactante, pues es una película atrevida que muestra una faceta de la Argentina, que muchas no se animan a tratar (y menos en una época de conflictos mediáticos).

En conclusión, es una película conmovedora y una muy buena propuesta para ver, que refleja una realidad que muchos argentinos desconocen (algunos por mera ignorancia, otros por elección), y que plasma la labor de la Iglesia tercermundista (aquí en la forma de dos curas y una asistente social) que, con un elefante blanco a cuestas, parece encender una vela de esperanza donde a veces se ausenta.

La interpretación se la dejo ustedes.

JMLangdon



Ficha Técnica:
Dirigida por Pablo Trapero
Guión por Pablo Trapero
Producida por Alejandro Caseta, Juan Pablo Galli, Juan Gordon, Pablo Trapero y Juan Vera
Director de fotografía: Guillermo Nieto
Dirección de Arte: Fernando Brum
Dirección de producción: Juan Lovece
Editada por Nacho Ruiz Capillas, Andrés Pepe Estrada, Pablo Trapero y Santiago Esteves
Música compuesta por Michael Nyman
Protagonizada por Ricardo Darín (Julián), Jérémie Renier (Nicolás), Martina Gusman (Luciana), Federico Benjamín Barga (Monito) y Mauricio Minetti (Cruz)

lunes, 21 de mayo de 2012

NOVEDADES: POSTERS Y TRAILERS

Se vienen tres monstruos, y consigo traen un montón de material promocional para poner a prueba nuestra paciencia y ansiedad.

Por cortesía de la Twentieth Century Fox, ha salido a la luz una versión nueva de alta calidad del poster de Prometheus, la inminente y tan esperada película de ciencia ficción dirigida por Ridley Scott y que cuenta con las actuaciones de Noomi Rapace, Michael Fassbender y Charlize Theron. Aunque las lenguas dicen que la película sirve de precuela para la obra de culto cinematográfica de terror y ciencia ficción del mismo Scott Alien (1979), el experimentado director de 74 años ha afirmado en numerosas entrevistas que si bien la historia se desarrolla en el mismo universo, no está directamente relacionada con la franquicia de los bichitos babosos obsesionados con la persecuta por pasillos oscuros (en la cual han participado directores de la talla de James Cameron y David Fincher). Habrá que esperar hasta el 14 de junio para poder ver en los cines argentinos qué novedades tiene Scott guardado bajo la manga. Aunque a juzgar por el trailer, el director de Blade Runner (1982) y Gladiator (2000) promete-us una odise-us visual asombrosa que seguramente nos dejará boquiabiert-us. Aquí les dejo el poster y el trailer:



Otro de los acontecimientos más importantes del año en el mundo del cine Hollywoodense, es el anticipado estreno de la tercera y última entrega de la trilogía de Batman dirigida por Christopher Nolan: The Dark Night Rises, que se estrenará el 26 de julio en Argentina. Volveremos a ver al mismo grupo de protagonistas, aunque sin el Joker del fallecido Heath Ledger, cuyo desenlace quedó de cabeza e incierto en la película anterior. Los nuevos talentos que se suman a este éxito garantizado son Anne Hathaway (con un disfraz de gato), Marion Cotillard, Joseph Gordon-Levitt y Tom Hardy que se pone en la piel del antagonista Bane, cuyo trabajo de voz ha sido criticado por las audiencias quienes alegan que no se le entiende nada cuando habla en los trailers. El sitio oficial de la película http://www.thedarkknightrises.com/ ha revelado el último poster, que dejo a continuación junto al trailer:



Y finalmente, también ha surgido el tan anhelado trailer de Skyfall, la nueva aventura del agente 007, en la que veremos a Daniel Craig ponerse el smoking de James Bond por tercera vez luego de Casino Royale (2006) y Quantum of Solace (2008). La película fue dirigida por Sam Mendes, quién es más conocido por dirigir dramas intensos como American Beauty (1999) y Road to Perdition (2002), así que podemos esperar una mirada más profunda a este personaje tan cautivante, además de la típica dosis de acción. Aunque Judi Dench repitirá el rol de M, la superior de Bond, por séptima vez, se han anotado nuevas caras para participar en la película número 23 de la extensa saga, ¡y son caras que levantan mucha expectativa! En el trailer que tenemos a continuación ya podemos ver a Ralph Fiennes vestido de traje, y sobre el final, la indiscutible silueta de Javier Bardem, quien interpretará al nuevo villano, alejándose de una casa en llamas. Las nuevas chicas Bond son la modelo francesa Bérénice Marlohe y Naomi Harris. Los invito a googlear imágenes de las chicas para que saquen sus propias conclusiones… y algunas servilletas. Un aspecto de la película que aún no se ha revelado es quién estará a cargo de interpretar el 'Tema Bond' que acompañará los créditos de apertura, aunque hace unas semanas se confirmó que el compositor de la banda sonora es Thomas Newman, que ya ha colaborado con Mendes en la mayoría de sus películas, y que le ha quitado la batuta al siempre eficiente David Arnold, quien ha estado a cargo de la partitura de las películas de Bond desde Tomorrow Never Dies (1997). A continuación, el trailer y el poster de Skyfall, que llegará a los cines argentinos el 1 de noviembre (¡a esperar con ansiedad, se ha dicho!):



Me reservo los comentarios y opiniones por ahora, para expresarlos a su debido momento, pero indudablemente ya se puede ir asegurando que estas tres estarán entre las candidatas para las películas más esperadas del año, así que les recomiendo ir pensando en comprar las entradas temprano. Son películas para disfrutar en el cine, ¡así que a salir de casa y a dejar el streaming tranquilo por unas horas!

¡Mantenete en contacto con el blog, para más novedades y reseñas!


JMLangdon

domingo, 20 de mayo de 2012

THE GREY

La siguiente reseña contiene spoilers.
The Grey (2012), también conocida como Infierno Blanco o El Líder en distintos países de habla hispana, es un thriller dirigido por Joe Carnahan, producido por Ridley y Tony Scott, entre otros, y protagonizado por Liam Neeson. Basada en el cuento Ghost Walker de Ian MacKenzie Jeffers (quien estuvo a cargo del guión junto al propio director), la película relata la historia de supervivencia de un grupo de hombres que trabajan en el norte de Alaska para una compañía petrolífera. Durante un vuelo de regreso a la civilización en Anchorage, su avión se estrella en un inhóspito desierto de hielo, donde los escasos sobrevivientes se ven obligados a luchar no sólo contra temperaturas álgidas sino también contra una manada de lobos feroces y territoriales.

Liam Neeson se pone en la piel de John Ottway, un hombre perturbado por un pasado deprimente (al que se recurre a través de una serie de flashbacks) que se dedica a matar a los lobos que amenazan a los trabajadores de la petrolera, mientras cumplen sus turnos al descampado. Lo acompaña un destacado elenco de actores no muy conocidos que interpretan personajes casi tan interesantes y profundos como el propio Ottway.

Al leer la trama, uno no puede evitar acordarse de otras películas del mismo estilo. La primera que surge a la mente es The Edge (1997), protagonizada por Anthony Hopkins y Alec Baldwin; y así, no resulta extraño que muchas personas hayan despreciado a The Grey por ser poco original. Y es que en verdad ambas películas se parecen en muchos sentidos, pues ambas pertenecen al mismo género de aventuras en el que un accidente casual obliga a un grupo de personajes a combatir contra los elementos de un ambiente desolado, lo cual los motiva para filosofar sobre la fe, la vida y la muerte. Sin embargo, ambas películas terminan siendo diferentes en muchos aspectos que no vale la pena enumerar.

Lo que aquí concierne al lector es: ¿Debería mirar The Grey o no? Mi respuesta es SÍ.

Temáticamente, la película retrata el comportamiento del hombre moderno en un entorno salvaje y agresivo, e incita a reflexionar sobre cómo la seguridad y el orden de un ámbito civilizado puede llegar a privarnos de nuestra propia humanidad natural. Pues, cuando nos encontramos sin ningún otro recurso más que nuestras manos y nuestro ingenio, somos conscientes de lo inferiores que podemos llegar a ser en el mundo natural salvaje. Asimismo, Carnahan y MacKenzie Jeffers proyectan personajes que cuestionan su fe y su propósito en la vida, presentándonos de entrada a Ottway, un personaje con tendencias suicidas. Sus motivos no son del todo claros todavía, pero captamos en él (gracias a la soberbia actuación de Neeson) que ha perdido su fe por completo en contra de su voluntad. Se encuentra varado un mundo gris, donde es incapaz de creer en un Dios y al mismo tiempo lamenta no poder hacerlo. Y esta puede ser una de las tantas aserciones del título, cuya traducción literal sería El Gris: una situación neutra, casi como el mismo campo de batalla natural en el que combaten hombres y lobos.

El efecto de desolación está muy bien creado, gracias a la combinación de la monótona pero bellísima fotografía (en la que no en vano predominan los colores blanco y gris) y de la desgarrante banda sonora compuesta por Marc Streitenfeld. Sin embargo, cabe destacar que en muchísimas de las escenas más importantes de la película prevalecen los efectos de sonido e incluso el silencio. Durante una secuencia en la que uno de los pasajeros del avión estrellado está a punto de morir debido a sus heridas, lo único que escuchamos es la voz de Neeson que reconforta al pobre moribundo quien aún no comprende la gravedad de su situación. ‘Vas a morir’, le dice Ottway con una calma que roza la frialdad, pero con una gentileza tranquilizante y suficiente para que el hombre acepte su inminente destino. Es una escena inquietante que al mismo tiempo crea un ambiente de melancolía y angustia con ningún otro recurso más que el diálogo entre ambos personajes. Y eso le sirve al espectador de anticipo para lo que verá a continuación. Pues la muerte juega un papel principal en The Grey. Lo que los personajes aprenden a lo largo de la película es que la muerte es certera, y que haber sobrevivido a un accidente no los hace especiales. Saben que pueden morir en cualquier momento; lo único sobre lo que tienen control es la decisión de seguir adelante o de quedarse sentados esperando a que llegue el momento.

Los personajes que acompañan a Ottway son usuales y al mismo tiempo no. Hay un personaje que introduce el toque humorístico a la historia con comentarios y bromas de mal gusto, pero que logran que el espectador sienta simpatía por él. Así como también está el típico rebelde cuya única labor es protestar y que presentimos que va a ser uno de los primeros en morir. Sin embargo, Carnahan y MacKenzie Jeffers le dan una vuelta de tuerca a la historia, y pronto se deshacen del personaje simpático y gracioso, y logran que nos interesemos por el rebelde. Los guionistas introducen así algunas situaciones irónicas, de las cuales la mayor quizás sea el hecho de que el personaje principal, que estaba dispuesto a suicidarse al principio, se vea a sí mismo literalmente luchando no sólo por su vida sino por la de sus compañeros, pues es el líder de facto de su manada.

El protagonismo de Neeson no desmerece a los demás actores, que tienen su momento de brillo. Cabe destacar a Frank Grillo como el ex-convicto John Diaz, un personaje oscuro cuyo pasado es el más incierto de todos, un buscapleitos cínico que siente la necesidad de ser valiente para probar su hombría. El desarrollo de este personaje resulta uno de los más interesantes, porque además de lidiar con el amenazador entorno en el que se encuentra, se ve forzado a luchar contra sus propios demonios, y por lo tanto es el único que tiene la posibilidad de elegir si su vida vale la pena o no. Los demás personajes tienen sus momentos de coraje, inseguridad, desconsuelo y humor, pero en ningún momento se convierten en caricaturas estereotipadas, lo cual es usual en muchas películas de hoy en día.

Los lobos grises son los antagonistas de la historia. Son una amenaza constante y sacan provecho de cualquier situación en la que se presenta la oportunidad de atacar al grupo de sobrevivientes. Cabe mencionar que varios grupos de activistas y ambientalistas criticaron a la película por representar a los lobos como animales tan agresivos, y muchos profesionales incluso desmintieron el comportamiento que los guionistas les han otorgado, pues éstos se han tomado el trabajo de dotar a los animales de una personalidad e inteligencia que los hace aún más temibles. Sin embargo, aquí nos encontramos ante uno de los puntos flojos de la película, ya que los realizadores han optado por utilizar lobos generados por computadora en muchas de las tomas, y en los primeros planos lucen muy artificiales, lo que puede distraer un poco al espectador alejándolo durante un instante del entorno realista que la película ha ido creando. Es por este motivo que durante las escenas en las que no vemos a los lobos con claridad, nos sentimos más intimidados por su presencia hostil. En una de las escenas más atemorizantes y perturbadoras de la película el grupo de sobrevivientes se encuentra rodeado en plena noche por la manada de lobos, cuyos ojos que resplandecen con el fuego de la antorcha de Ottway son lo único visible en la oscuridad.

Resulta más interesante aún la estrecha relación que se construye entre ambos grupos, el de los hombres y el de los lobos. Hay un enfoque de igualdad plasmado en la historia. Ambos grupos poseen un líder (indiscutible razón de una de las traducciones del título al español); Ottway es el líder del grupo de sobrevivientes, y un gran Alpha negro es el líder de la manada de lobos. A lo largo de la historia, el grupo de hombres comienza a replicar el comportamiento de los animales salvajes que los acechan. Durante una escena, escuchan aullidos, gruñidos y gemidos provenientes de la oscuridad y Ottway explica que esos son los sonidos del Alpha disciplinando a los Omega que han puesto su autoridad en cuestión. Minutos después, Ottway hace exactamente lo mismo arreglando una disputa con uno de sus compañeros. Desde este momento, comienza a ser evidente la similitud que hay entre Ottway y el Alpha en cuestiones de liderazgo e instinto animal, que continúa creciendo hasta el desenlace de la película.

A lo largo de todo el metraje de casi dos horas, los personajes se encuentran en situaciones de vida o muerte; algunos incluso tienen que lidiar con sus miedos más profundos, como es el caso de Talget (interpretado por Dermot Mulroney), que sufre de vértigo y se ve obligado a cruzar un abismo colgado de una soga improvisada con prendas de vestir. Gracias a secuencias llenas de adrenalina como ésta, el ritmo considerablemente lento de la película se hace eficaz. Y es por eso que la historia no aburre, a pesar de una escenografía que es recurrente y que parece no cambiar, dando la idea de que los pobres sobrevivientes no han hecho más que dar vueltas en círculos. Carnahan también se toma el trabajo de incluir algunas tomas con trasfondo, como lo es la de una huella de lobo impresa en la nieve que poco a poco se tiñe de rojo con la sangre de la víctima que acaba de ser atacada. De esta manera, el director logra que la violencia de la película (que de por sí ya es bastante explícita) no resulte del todo repugnante.

No obstante, la película contiene algunos clichés propios del género, que van más allá de un par de diálogos un poco predecibles. Al contener temáticas de supervivencia, las prioridades de los personajes se ven reflejadas, por lo que muchas escenas se dedican a plasmar las soluciones improvisadas por los personajes para satisfacer sus necesidades, como lo son hacer una fogata,  elaborar armas de defensa, conseguir alimento, o tomar turnos de vigilancia durante la noche.

En conclusión, The Grey es una película sombría y melancólica no apta para espectadores que buscan una película pochoclera llena de acción y efectos visuales. Genera un ambiente tenso y de frustración, que dificulta que personas de corazón blando la disfruten. Sin embargo, es notable la sensibilidad y la inteligencia con que la historia toca temas como la fe y la muerte. Es objetiva en cuanto a sus posiciones religiosas, dado que Ottway es ateo, pero ansía poder creer en un Dios. Casi sobre el final de la película, lo vemos hacer un último intento por implorar ayuda divina con su último aliento, tendido en la nieve, mirando hacia arriba y afirmando que mostrará devoción solo si consigue algo real a cambio, pero la única respuesta que obtiene es un cielo gris cubierto de nubes que impiden la llegada de un rayo de sol; una respuesta completamente neutral que muestra desesperanza.

Carnahan es ambiguo a la hora de responder las preguntas que genera la película, ya sea desde un punto de vista ateo o religioso, y así logra que la película genere debates entre ambos grupos sobre si en verdad existe un Dios o no.

‘Al carajo… lo haré yo mismo’, se dice Ottway a sí mismo antes de continuar con su persistente y agonizante empresa de volver a casa. Pero al poco tiempo, sus tendencias suicidas vuelven a invadirlo, y comienza a resignarse. Es aquí cuando vemos con claridad el mensaje que transmite la película. Pues la naturaleza lo pone en una situación de vida o muerte una vez más, cuando se encuentra rodeado por la manada de lobos nuevamente, y es desafiado por el propio Alpha que lo reta a un duelo de titanes. En ese momento, estamos ante un Ottway que decide luchar por su vida hasta el final, en un relámpago fugaz de gloria. Su mirada ha dejado de ser la de un hombre suicida, consumido por su pasado. Se ha convertido en una bestia tan salvaje y feroz como su adversario.

Así, Ottway ha conseguido lo que lo hace humano.


JMLangdon






NOTA: Hay una escena adicional luego de los créditos, ¡así que a quedarse hasta el final!



Ficha Técnica:
Dirigida por Joe Carnahan
Guión por Joe Carnahan & Ian MacKenzie Jeffers
Basada en el cuento “Ghost Walker” de Ian MacKenzie Jeffers
Producida por Jules Daly, Joe Carnahan, Ridley Scott y Mickey Liddell
Productores ejecutivos: Jim Seibel, Hill Jonson, Tony Scott, Jennifer Hilton Monroe, Spencer Silna, Adi Shankar y Ross T. Fanger
Director de fotografía: Masanobu Takayanagi
Diseño de producción: John Willett
Editada por Roger Barton y Jason Hellmann
Música compuesta por Marc Streitenfeld
Protagonizada por Liam Neeson (John Ottway), Frank Grillo (John Diaz), Dermot Mulroney (Talget), Dallas Roberts (Hendrick), Joe Anderson (Flannery), Nonso Anozie (Burke) y James Badge Dale (Lewenden)


Recomendadas:
Hay algunas películas del mismo género que me gustaría recomendar. Ya mencionamos a The Edge (1997), con Anthony Hopkins y Alec Baldwin, dirigida por Lee Tamahori, cuya trama es bastante similar a The Grey, con la excepción de que el antagonista es un enorme oso Kodiak. Otras que involucran accidentes aéreos y a los supervivientes luchando contra los elementos de lugares inhóspitos son Alive (1993), con Ethan Hawke, dirigida por Frank Marshall, y Flight of the Phoenix (2004), dirigida por John Moore y protagonizada por Dennis Quaid, Giovanni Ribisi y Hugh Laurie antes de convertirse en Dr. House. No está de más incluir la novela El Llamado de la Selva de Jack London como recomendación literaria.