domingo, 20 de mayo de 2012

THE GREY

La siguiente reseña contiene spoilers.
The Grey (2012), también conocida como Infierno Blanco o El Líder en distintos países de habla hispana, es un thriller dirigido por Joe Carnahan, producido por Ridley y Tony Scott, entre otros, y protagonizado por Liam Neeson. Basada en el cuento Ghost Walker de Ian MacKenzie Jeffers (quien estuvo a cargo del guión junto al propio director), la película relata la historia de supervivencia de un grupo de hombres que trabajan en el norte de Alaska para una compañía petrolífera. Durante un vuelo de regreso a la civilización en Anchorage, su avión se estrella en un inhóspito desierto de hielo, donde los escasos sobrevivientes se ven obligados a luchar no sólo contra temperaturas álgidas sino también contra una manada de lobos feroces y territoriales.

Liam Neeson se pone en la piel de John Ottway, un hombre perturbado por un pasado deprimente (al que se recurre a través de una serie de flashbacks) que se dedica a matar a los lobos que amenazan a los trabajadores de la petrolera, mientras cumplen sus turnos al descampado. Lo acompaña un destacado elenco de actores no muy conocidos que interpretan personajes casi tan interesantes y profundos como el propio Ottway.

Al leer la trama, uno no puede evitar acordarse de otras películas del mismo estilo. La primera que surge a la mente es The Edge (1997), protagonizada por Anthony Hopkins y Alec Baldwin; y así, no resulta extraño que muchas personas hayan despreciado a The Grey por ser poco original. Y es que en verdad ambas películas se parecen en muchos sentidos, pues ambas pertenecen al mismo género de aventuras en el que un accidente casual obliga a un grupo de personajes a combatir contra los elementos de un ambiente desolado, lo cual los motiva para filosofar sobre la fe, la vida y la muerte. Sin embargo, ambas películas terminan siendo diferentes en muchos aspectos que no vale la pena enumerar.

Lo que aquí concierne al lector es: ¿Debería mirar The Grey o no? Mi respuesta es SÍ.

Temáticamente, la película retrata el comportamiento del hombre moderno en un entorno salvaje y agresivo, e incita a reflexionar sobre cómo la seguridad y el orden de un ámbito civilizado puede llegar a privarnos de nuestra propia humanidad natural. Pues, cuando nos encontramos sin ningún otro recurso más que nuestras manos y nuestro ingenio, somos conscientes de lo inferiores que podemos llegar a ser en el mundo natural salvaje. Asimismo, Carnahan y MacKenzie Jeffers proyectan personajes que cuestionan su fe y su propósito en la vida, presentándonos de entrada a Ottway, un personaje con tendencias suicidas. Sus motivos no son del todo claros todavía, pero captamos en él (gracias a la soberbia actuación de Neeson) que ha perdido su fe por completo en contra de su voluntad. Se encuentra varado un mundo gris, donde es incapaz de creer en un Dios y al mismo tiempo lamenta no poder hacerlo. Y esta puede ser una de las tantas aserciones del título, cuya traducción literal sería El Gris: una situación neutra, casi como el mismo campo de batalla natural en el que combaten hombres y lobos.

El efecto de desolación está muy bien creado, gracias a la combinación de la monótona pero bellísima fotografía (en la que no en vano predominan los colores blanco y gris) y de la desgarrante banda sonora compuesta por Marc Streitenfeld. Sin embargo, cabe destacar que en muchísimas de las escenas más importantes de la película prevalecen los efectos de sonido e incluso el silencio. Durante una secuencia en la que uno de los pasajeros del avión estrellado está a punto de morir debido a sus heridas, lo único que escuchamos es la voz de Neeson que reconforta al pobre moribundo quien aún no comprende la gravedad de su situación. ‘Vas a morir’, le dice Ottway con una calma que roza la frialdad, pero con una gentileza tranquilizante y suficiente para que el hombre acepte su inminente destino. Es una escena inquietante que al mismo tiempo crea un ambiente de melancolía y angustia con ningún otro recurso más que el diálogo entre ambos personajes. Y eso le sirve al espectador de anticipo para lo que verá a continuación. Pues la muerte juega un papel principal en The Grey. Lo que los personajes aprenden a lo largo de la película es que la muerte es certera, y que haber sobrevivido a un accidente no los hace especiales. Saben que pueden morir en cualquier momento; lo único sobre lo que tienen control es la decisión de seguir adelante o de quedarse sentados esperando a que llegue el momento.

Los personajes que acompañan a Ottway son usuales y al mismo tiempo no. Hay un personaje que introduce el toque humorístico a la historia con comentarios y bromas de mal gusto, pero que logran que el espectador sienta simpatía por él. Así como también está el típico rebelde cuya única labor es protestar y que presentimos que va a ser uno de los primeros en morir. Sin embargo, Carnahan y MacKenzie Jeffers le dan una vuelta de tuerca a la historia, y pronto se deshacen del personaje simpático y gracioso, y logran que nos interesemos por el rebelde. Los guionistas introducen así algunas situaciones irónicas, de las cuales la mayor quizás sea el hecho de que el personaje principal, que estaba dispuesto a suicidarse al principio, se vea a sí mismo literalmente luchando no sólo por su vida sino por la de sus compañeros, pues es el líder de facto de su manada.

El protagonismo de Neeson no desmerece a los demás actores, que tienen su momento de brillo. Cabe destacar a Frank Grillo como el ex-convicto John Diaz, un personaje oscuro cuyo pasado es el más incierto de todos, un buscapleitos cínico que siente la necesidad de ser valiente para probar su hombría. El desarrollo de este personaje resulta uno de los más interesantes, porque además de lidiar con el amenazador entorno en el que se encuentra, se ve forzado a luchar contra sus propios demonios, y por lo tanto es el único que tiene la posibilidad de elegir si su vida vale la pena o no. Los demás personajes tienen sus momentos de coraje, inseguridad, desconsuelo y humor, pero en ningún momento se convierten en caricaturas estereotipadas, lo cual es usual en muchas películas de hoy en día.

Los lobos grises son los antagonistas de la historia. Son una amenaza constante y sacan provecho de cualquier situación en la que se presenta la oportunidad de atacar al grupo de sobrevivientes. Cabe mencionar que varios grupos de activistas y ambientalistas criticaron a la película por representar a los lobos como animales tan agresivos, y muchos profesionales incluso desmintieron el comportamiento que los guionistas les han otorgado, pues éstos se han tomado el trabajo de dotar a los animales de una personalidad e inteligencia que los hace aún más temibles. Sin embargo, aquí nos encontramos ante uno de los puntos flojos de la película, ya que los realizadores han optado por utilizar lobos generados por computadora en muchas de las tomas, y en los primeros planos lucen muy artificiales, lo que puede distraer un poco al espectador alejándolo durante un instante del entorno realista que la película ha ido creando. Es por este motivo que durante las escenas en las que no vemos a los lobos con claridad, nos sentimos más intimidados por su presencia hostil. En una de las escenas más atemorizantes y perturbadoras de la película el grupo de sobrevivientes se encuentra rodeado en plena noche por la manada de lobos, cuyos ojos que resplandecen con el fuego de la antorcha de Ottway son lo único visible en la oscuridad.

Resulta más interesante aún la estrecha relación que se construye entre ambos grupos, el de los hombres y el de los lobos. Hay un enfoque de igualdad plasmado en la historia. Ambos grupos poseen un líder (indiscutible razón de una de las traducciones del título al español); Ottway es el líder del grupo de sobrevivientes, y un gran Alpha negro es el líder de la manada de lobos. A lo largo de la historia, el grupo de hombres comienza a replicar el comportamiento de los animales salvajes que los acechan. Durante una escena, escuchan aullidos, gruñidos y gemidos provenientes de la oscuridad y Ottway explica que esos son los sonidos del Alpha disciplinando a los Omega que han puesto su autoridad en cuestión. Minutos después, Ottway hace exactamente lo mismo arreglando una disputa con uno de sus compañeros. Desde este momento, comienza a ser evidente la similitud que hay entre Ottway y el Alpha en cuestiones de liderazgo e instinto animal, que continúa creciendo hasta el desenlace de la película.

A lo largo de todo el metraje de casi dos horas, los personajes se encuentran en situaciones de vida o muerte; algunos incluso tienen que lidiar con sus miedos más profundos, como es el caso de Talget (interpretado por Dermot Mulroney), que sufre de vértigo y se ve obligado a cruzar un abismo colgado de una soga improvisada con prendas de vestir. Gracias a secuencias llenas de adrenalina como ésta, el ritmo considerablemente lento de la película se hace eficaz. Y es por eso que la historia no aburre, a pesar de una escenografía que es recurrente y que parece no cambiar, dando la idea de que los pobres sobrevivientes no han hecho más que dar vueltas en círculos. Carnahan también se toma el trabajo de incluir algunas tomas con trasfondo, como lo es la de una huella de lobo impresa en la nieve que poco a poco se tiñe de rojo con la sangre de la víctima que acaba de ser atacada. De esta manera, el director logra que la violencia de la película (que de por sí ya es bastante explícita) no resulte del todo repugnante.

No obstante, la película contiene algunos clichés propios del género, que van más allá de un par de diálogos un poco predecibles. Al contener temáticas de supervivencia, las prioridades de los personajes se ven reflejadas, por lo que muchas escenas se dedican a plasmar las soluciones improvisadas por los personajes para satisfacer sus necesidades, como lo son hacer una fogata,  elaborar armas de defensa, conseguir alimento, o tomar turnos de vigilancia durante la noche.

En conclusión, The Grey es una película sombría y melancólica no apta para espectadores que buscan una película pochoclera llena de acción y efectos visuales. Genera un ambiente tenso y de frustración, que dificulta que personas de corazón blando la disfruten. Sin embargo, es notable la sensibilidad y la inteligencia con que la historia toca temas como la fe y la muerte. Es objetiva en cuanto a sus posiciones religiosas, dado que Ottway es ateo, pero ansía poder creer en un Dios. Casi sobre el final de la película, lo vemos hacer un último intento por implorar ayuda divina con su último aliento, tendido en la nieve, mirando hacia arriba y afirmando que mostrará devoción solo si consigue algo real a cambio, pero la única respuesta que obtiene es un cielo gris cubierto de nubes que impiden la llegada de un rayo de sol; una respuesta completamente neutral que muestra desesperanza.

Carnahan es ambiguo a la hora de responder las preguntas que genera la película, ya sea desde un punto de vista ateo o religioso, y así logra que la película genere debates entre ambos grupos sobre si en verdad existe un Dios o no.

‘Al carajo… lo haré yo mismo’, se dice Ottway a sí mismo antes de continuar con su persistente y agonizante empresa de volver a casa. Pero al poco tiempo, sus tendencias suicidas vuelven a invadirlo, y comienza a resignarse. Es aquí cuando vemos con claridad el mensaje que transmite la película. Pues la naturaleza lo pone en una situación de vida o muerte una vez más, cuando se encuentra rodeado por la manada de lobos nuevamente, y es desafiado por el propio Alpha que lo reta a un duelo de titanes. En ese momento, estamos ante un Ottway que decide luchar por su vida hasta el final, en un relámpago fugaz de gloria. Su mirada ha dejado de ser la de un hombre suicida, consumido por su pasado. Se ha convertido en una bestia tan salvaje y feroz como su adversario.

Así, Ottway ha conseguido lo que lo hace humano.


JMLangdon






NOTA: Hay una escena adicional luego de los créditos, ¡así que a quedarse hasta el final!



Ficha Técnica:
Dirigida por Joe Carnahan
Guión por Joe Carnahan & Ian MacKenzie Jeffers
Basada en el cuento “Ghost Walker” de Ian MacKenzie Jeffers
Producida por Jules Daly, Joe Carnahan, Ridley Scott y Mickey Liddell
Productores ejecutivos: Jim Seibel, Hill Jonson, Tony Scott, Jennifer Hilton Monroe, Spencer Silna, Adi Shankar y Ross T. Fanger
Director de fotografía: Masanobu Takayanagi
Diseño de producción: John Willett
Editada por Roger Barton y Jason Hellmann
Música compuesta por Marc Streitenfeld
Protagonizada por Liam Neeson (John Ottway), Frank Grillo (John Diaz), Dermot Mulroney (Talget), Dallas Roberts (Hendrick), Joe Anderson (Flannery), Nonso Anozie (Burke) y James Badge Dale (Lewenden)


Recomendadas:
Hay algunas películas del mismo género que me gustaría recomendar. Ya mencionamos a The Edge (1997), con Anthony Hopkins y Alec Baldwin, dirigida por Lee Tamahori, cuya trama es bastante similar a The Grey, con la excepción de que el antagonista es un enorme oso Kodiak. Otras que involucran accidentes aéreos y a los supervivientes luchando contra los elementos de lugares inhóspitos son Alive (1993), con Ethan Hawke, dirigida por Frank Marshall, y Flight of the Phoenix (2004), dirigida por John Moore y protagonizada por Dennis Quaid, Giovanni Ribisi y Hugh Laurie antes de convertirse en Dr. House. No está de más incluir la novela El Llamado de la Selva de Jack London como recomendación literaria.

3 comentarios:

  1. Muy bueno. Interesante mirada. Y excelente rastreo de fotografías!

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  2. Excelnte reseña. Muy descriptiva y precisa. You nailed it! ;) Seguí así, queremos más!!

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  3. Muy explicativa la reseña, muy buena interpretación producto de un análisis profundo de todos los contenidos de la película, guión, sonido, efectos, actuaciones, etc.

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