La siguiente reseña contiene spoilers.
“¿Cómo logro asustar a una audiencia?”
Pareciera que esa cuestión motivó al guionista Dan
O’Bannon para escribir una historia de terror que se desarrollaría en el
espacio y que tendría a un alienígena hambriento de muerte como principal
amenaza. Era el final de la década del ’70, y la pantalla grande estaba
colmándose de películas futuristas sobre viajes interestelares. Pero a
O’Bannon no le interesaban las luchas con sables lásers ni los intrépidos
viajes hacia la última frontera del espacio en busca de lo desconocido.
O’Bannon tenía la intención de desarrollar un guión con realismo dentro del
marco de la ciencia ficción. Necesitaría la ayuda de otro guionista, Ronald Shusett, y de un gran número de artistas para alcanzar esa meta. Y así, nació Alien.
Considerada mundialmente como una de las películas más influyentes
en el género terror y ciencia ficción del día de hoy, Alien relata la historia de un grupo de trabajadores espaciales a
bordo de la nave de transporte comercial USCSS
Nostromo. Su viaje de regreso a la Tierra se ve interrumpido cuando reciben
una transmisión de origen desconocido que proviene de un planetoide perdido. Al
aterrizar con el propósito de averiguar la procedencia de la señal, los
tripulantes se encuentran con una hostil raza alienígena que los dejará
atrapados en una pesadilla interminable.
La persona a cargo de semejante proyecto sería Ridley
Scott, un director que sólo contaba con The
Duelists (1977) en su currículum
y que probaría su capacidad para llevar a cabo películas épicas de gran envergadura
y repercusión. Scott estaba respaldado por un estudio que elogiaba sus
innovadoras ideas visuales y, lo más importante, que estaba dispuesto a
financiarlas. Para concebir el aspecto de la criatura estelar del filme, Scott
y compañía se pondrían en contacto con H.R. Giger, un pintor y escultor suizo
conocido por crear imágenes surrealistas y perturbadoras con temáticas sexuales
y fetichistas. Luego de observar la ilustración Necromon IV de Giger (a la derecha, arriba) los realizadores se convencieron de que el estilo del artista representaría con eficacia el efecto que querían lograr con el antagonista en cuestión.
Entonces, poco a poco Alien
fue tomando forma hasta convertirse en una trascendental obra de arte que,
aún el día de hoy, impresiona con su exótica escenografía y diseño, y que
muchos han descrito como una película escalofriante y bellísima al mismo
tiempo.
El propósito de Alien
es jugar con nuestros miedos más íntimos.
La película comienza mostrándonos a la Nostromo viajando lentamente por el
espacio, en medio de la nada. Utilizando extensas tomas, Scott nos lleva por
los angostos y extraños pasadizos metálicos de la nave hacia su corazón, donde
yacen siete enigmáticas cápsulas cerradas, que se abren de pronto. La música se
intensifica y nuestras palpitaciones se aceleran, pero nos tranquilizamos
cuando vemos que en su interior formas humanas comienzan a despertarse
somnolientas. Ya han pasado más de 5 minutos de metraje en los que hemos presenciado
lugares extraños e incómodos, y que sirven para recordarnos cuánto le
tememos a aquello que desconocemos. Este inquietante prólogo pone al espectador
en alerta y lo prepara para lo que vendrá a continuación.
Así como es parte de nuestra naturaleza temerle a algo que nos
resulta desconocido, también nos sentimos invadidos y seducidos por un
sentimiento de curiosidad, que nos impide cerrar los ojos. Alien nos hará ver cosas horrorosas y
perturbadoras que volverán a visitarnos en sus sueños; sin embargo, una vez que
comencemos a verla, no podremos quitarle la mirada ni por un segundo.
Scott demuestra su astucia a la hora de ocultarnos sus
criaturas, que se mimetizan con el ambiente que las rodea como si fuesen
camaleones. Nos hace sentir su presencia, pero no la vemos hasta que se mueve y
se lanza sobre su víctima, como un depredador al acecho. Alien nos va a hacer gritar.
Luego del prólogo, los siete personajes humanos son
introducidos. Tenemos al capitán Dallas (Tom Skerrit), al oficial ejecutivo
Kane (John Hurt), a la suboficial Ellen Ripley (Sigourney Weaver), a la navegadora
Lambert (Veronica Cartwright), al enigmático científico Ash (Ian Holm) y a los
ingenieros Parker (Yaphet Kotto) y Brett (Harry Dean Stanton). Una de las
cualidades de la película que más llama la atención es el hecho de no saber al
principio quién es el protagonista. Por lo tanto, resulta casi imposible
anticipar quién sobrevivirá o quién morirá. Esto ayuda a crear una sensación de
desconfianza e inseguridad, que permanece latente durante todo la película.
¿Qué particularidad tienen estos siete personajes? No se
trata de heroicos y habilidosos astronautas, ni de modelitos carilindos. Son
personas comunes y corrientes, de mediana edad; trabajadores prescindibles que
han sido enviados a los confines del universo por salarios reducidos (aparentemente,
la clase obrera va a existir eternamente). El espectador se puede identificar con los personajes, crear vínculos con ellos, reír cuando ríen y temer cuando temen. Scott logra hacernos sentir parte de este grupo
solitario y, por ende, que los acompañemos en su viaje por la oscuridad del espacio.
Lo que también nos ayuda a amigarnos con estos personajes
es el hecho de que despiertan de su hiper-sueño
con el mismo sentimiento de incertidumbre que tenemos nosotros cuando empezamos
a ver la película. Los tripulantes se percatan que están a mitad de camino
hacia la Tierra, en un sector de la galaxia lejos de nuestro Sistema Solar. El
ordenador central de inteligencia artificial de la nave, al que ellos se
refieren como "Madre" (el número de serie de la computadora es MU/TH/UR 6000), ha cambiado el rumbo y
los ha despertado a propósito para que cumplan el deber de responder a la
transmisión que ha recibido. Aunque dudan si es una señal de socorro o de
advertencia, los niños deben hacerle caso a su "madre" y aterrizar en este
planetoide de tempestuosos paisajes con formaciones rocosas extravagantes.
Dallas, Kane y Lambert bajan a la superficie a investigar y descubren que la
señal proviene de una nave espacial alienígena que aparentemente se ha
estrellado hace mucho tiempo. Al aventurarse en su interior, se encuentran con
los restos fosilizados de un ente y con una gigantesca cámara que alberga
cientos de extraños huevos. Al inspeccionar uno de ellos, Kane es atacado por una
alimaña y llevado urgentemente de vuelta a la Nostromo.
Esta secuencia es simplemente sensacional. Considerando
que la película data de 1979, la filmación, la fotografía, la música y la
escenografía hacen que esta escena parezca ser parte de una película mucho más
moderna. Se destaca la creatividad de Giger a la hora de diseñar el interior de
la nave alienígena con complejas características orgánicas que, combinadas con
una iluminación limitada, dan la impresión de que los personajes están
caminando dentro de los órganos de algún ser viviente. La escena genera una
incomodidad persistente, pero a la vez es una de las más maravillosas y
memorables de toda la película. A medida que Kane se interna más y más en la
cámara de los huevos, el espectador presiente que algo malo está por suceder. Cabe
destacar la predominancia del silencio en esta escena. Cuando el ser humano
siente miedo, se pone en alerta y agudiza sus sentidos. Por este motivo, Scott
opta por utilizar efectos de sonido apenas audibles: los suaves pasos
de los astronautas, o el leve aullido de una ventisca que recorre los
pasadizos. La música de Jerry Goldsmith contribuye a crear esta
sensación de misterio dirigiendo una orquesta que produce ruidos peculiarmente
alarmantes y suaves.
Aquellos que sufren de aracnofobia verán sus peores
pesadillas volverse realidad cuando una veloz criatura salta del interior de
uno de los huevos y se lanza sobre la cara de Kane. El Abrazacaras (denominado Facehugger,
en inglés) es un veloz organismo que tiene ocho
patas largas y una cola. Es una horrible bestia muy parecida a un arácnido, cuyo propósito es
el de colocar su larva en la víctima (que está en estado de coma) por medio de
una probóscide que introduce en su boca. Aquí se hace evidente uno de los
matices sexuales que contiene la película, pues se podría comparar el ataque
del Abrazacaras con una
violación homosexual oral masculina, lo cual lo hace más temible.
Kane es llevado urgentemente a la Nostromo con el bicho todavía adherido a
su cara. Unas horas después descubren que el organismo se ha desprendido de su
víctima y ha muerto. Kane, por otro lado, solo sufre una jaqueca. A esta altura
de la película, la tensión desaparece por unos minutos, pues al ver que Kane
está bien parece que la pesadilla ha concluido. Pero luego, durante la cena,
los tripulantes de la nave observan horrorizados cómo el pecho de Kane explota
violentamente y una nueva entidad nace de su interior.
Todo lo que le sucede al pobre Kane refleja el miedo
colectivo a una violación sexual y al embarazo involuntario que implica. El hecho de que esto le suceda a un hombre retuerce aún más la situación, pues va en contra del orden natural de las cosas. El embarazo y el parto es algo que el hombre no comprende, porque jamás va a ser capaz de sentirlo en carne propia. Por otro lado, el Abrazacaras es un parásito que utiliza el cuerpo humano para propagar su especie. Una vez que ha introducido su semilla, ésta crece como una enfermedad terminal asintomática. Temáticas como éstas hacen que nuestro miedo por las criaturas sea mayor, ya que hemos sigo testigo del daño físico y mortal que son capaces de producirnos.
Luego de esta escena explícita, violenta y perturbadora,
la ciencia ficción queda de lado y el filme se vuelca de lleno en el género
terror. Lo que veremos a continuación nos mostrará al resto de los tripulantes hacer el intento de atrapar a esta criatura hostil que crece rápidamente hasta
superar la altura de un hombre.
El diseño de este nuevo engendro tiene la firma de Giger
bien escrita, pues presenta cualidades corporales que son tan truculentas y
amenazantes como su obra. Resaltan las formas óseas y las figuras fálicas que
abundan en su cuerpo; su prolongada cabeza es la más predominante. Al mismo
tiempo, su silueta y movimientos son más bien femeninos, lo cual sugiere una
especie de dicotomía en cuanto a su género. No se puede percibir si es masculino
o femenino, y en variadas escenas su comportamiento trae a luz cuestiones
sexuales relacionadas a la necrofilia. Giger optó también por privar de ojos a
la criatura, dándole el aspecto de un animal que carece de emociones y remordimientos, motivado únicamente por sus necesidades alimentarias y
reproductivas. Es un adversario impecable en su naturaleza que sobrepasa los
esfuerzos de los indefensos humanos por reprimirlo.
Nuevamente, Scott demuestra su astucia durante las
escalofriantes escenas en las que la bestia ataca, pues nunca la filma en su
totalidad. Nuestra imaginación se encarga de concebir su aspecto en forma
completa y, al tratarse de un engendro horroroso, inconscientemente llenamos
los vacíos con las cualidades más aterradoras que se nos pueden ocurrir. Le
tememos a aquello que sentimos que está acompañándonos en la oscuridad y que no
podemos ver con claridad.
Otra cuestión que es interesante en Alien es la tecnología. Teniendo en cuenta que la película se
realizó hace muchos años, los equipos que utilizan los personajes nos parecen
totalmente obsoletos (y tal vez nos provoquen alguna que otra risita). Pero lo
que quiero resaltar es el propósito que cumple la tecnología. Los humanos
dependen plenamente de ella, hasta tal punto que irónica y metafóricamente se refieren a ella como “Madre”. La nave en la que habitan los mantiene vivos y a salvo del espacio
exterior, pero recluidos al mismo tiempo junto a, nada más y nada menos, que un
animal salvaje. Es evidente la inferioridad de los hombres a la hora de luchar
mano a mano con esta bestia primitiva. La tecnología con la que siempre han
contado para vivir les será inútil, pues se verán forzados a luchar por vivir
en un ambiente artificial donde el instinto natural de supervivencia es lo
esencial.
Esta dependencia de la tecnología se ve reflejada en los
personajes, que hasta actúan siguiendo protocolos y órdenes como máquinas.
Resulta interesantísimo señalar que irónicamente el personaje que se deja
llevar por sus supuestas emociones y desobedece dichos protocolos es Ash, quién
luego descubrimos que es un androide cuya misión en la nave es la de llevar
esta nueva forma de vida extraterrestre sana y salva a la Tierra. De esta manera, los guionistas y Scott hablan sobre una compañía que para satisfacer sus intereses capitalistas explota la vida de los tripulantes de la Nostromo, a quienes consideran completamente prescindibles. Hablan también sobre la evolución humana y las consecuencias que provoca una vida sumisa a la tecnología como comodidad y no como herramienta. Dos llamados de atención muy evidentes en la película, y que hoy en día son asuntos notorios a nivel mundial.
A medida que avanza el filme, poco a poco el Xenomorfo (denominación técnica de la
criatura que significa “forma extraña”) se irá deshaciendo de todos los
personajes. Ripley es la última sobreviviente y por ende, la protagonista por
descarte, cuya única alternativa es hacerle frente (literalmente cara a cara) a
la amenaza. En su momento de estreno, fue una novedad que una película de este estilo
cuente con una heroína, y fue por este motivo que recibió mucha apreciación por
parte del público femenino, que resaltaba sus cuestiones feministas. Ripley rompe
los estereotipados personajes femeninos comunes del género al ser una mujer con
ingenio y carácter, capaz de afrontar sus miedos sin entrar en pánico.
Como ya he mencionado anteriormente, muchas son las fobias
sobre las que trata la película: el miedo a lo desconocido, a lo que no podemos ver ni comprender, a la oscuridad, a la soledad, al daño físico, a la muerte. Cualquier espectador que mire Alien descubrirá que su psique estará
siendo puesta a prueba y es muy probable que al menos un aspecto del filme lo
aterrorice, pues la película explota nuestras miedos. Un gran número de escenas producen un insoportable sentimiento de
claustrofobia. El escape de Ripley por los angostos pasillos la Nostromo hacia el final de la película
es un gran ejemplo de esto, pues la escena está colmada de ruido, sirenas y
humo. Es una larga secuencia que resulta verdaderamente estresante.
A esta altura, quizá el lector se pregunte qué es entonces
lo que tiene Alien de bueno, si al
fin y al cabo no hace otra cosa más que asustarnos e inquietarnos durante dos
horas. ¿Por qué querría alguien someterse a una experiencia así? La respuesta
es porque nos entretiene y lo disfrutamos. Claro está que el ser humano no
disfruta del miedo real; no obstante, sentir miedo en condiciones controladas
(como lo es ver una película) no se asemeja a una situación real. Por lo tanto,
estar ante una escena terrorífica puede estimularnos positivamente y
producirnos placer.
En definitiva, Alien
es, en mi opinión, una película que todo el mundo debería ver. Fanático del
cine de terror o no, el espectador verá reflejada en ella un viaje hacia sus
miedos más internos. A mi parecer, también es interesante ver una película que
ya data de 33 años y que aún nos impresiona. Su fuerte no es la mirada hacia el
futuro desde la década del ’70, sino los recursos que utiliza para asustarnos.
Es una película que se toma su tiempo y que se desarrolla a un ritmo lento (por
ejemplo, el Xenomorfo no aparece
hasta pasada una hora de metraje). Contradice a muchas películas del mismo
género (poco exitosas) que se apresuran por mostrarnos a la criatura
antagonista, que sirve como único recurso para asustarnos con sobresaltos
respaldados por estruendosos efectos de sonido. Alien, en cambio, juega
con nuestra mente y nos induce el temor a algo que no podemos ver; asimismo, deja
que formulemos nuestras propias preguntas a medida que avanza: ¿Qué propósito
cumple el ente fosilizado en su silla? ¿Quién ha colocado ahí esos extraños
huevos? Éstas son preguntas que sólo serán respondidas por la imaginación del
espectador. Pues Alien carece de
explicaciones profundas sobre orígenes. Sus pilares son los excelentes y
elaborados decorados y ese sentimiento de peligro constante e incertidumbre que
produce. Es una película que aún brilla por su oscura naturaleza.
JMLangdon
Ficha Técnica:
Dirigida por Ridley
Scott
Guión escrito por Dan
O’Bannon
Historia escrita por Dan
O’Bannon y Ronald Shusett
Producida por Gordon
Carroll, David Giler y Walter Hill
Productora ejecutiva: Ronald
Shusett
Director de fotografía: Derek Vanlint
Diseño de producción: Michael
Seymour
Dirección de arte: Roger
Christian y Leslie Dilley
Editada por Terry
Rawlings
Música compuesta por Jerry
Goldsmith
Diseño de vestuario: John
Mollo
Protagonizada
por Tom Skerritt (Dallas), Sigourney
Weaver (Ripley), Veronica Cartwright (Lamber), Yaphet Kotto (Parker), Harry
Dean Stanton (Brett), Ian Holm (Ash) y
John Hurt (Kane)
Recomendaciones:
Alien ha propulsado la realización de
tres secuelas que, a pesar de haber ido disminuyendo en su calidad, han
demostrado ser mejores que muchas películas del mismo género del día de hoy. La
saga entera (a la que han contribuido directores de gran calibre, como ser
James Cameron y David Fincher) es recomendable, pues a lo largo de ella el
espectador se encontrará con las respuestas a algunas de las preguntas que
produce la primera. En 2012, Ridley Scott volvería al universo de Alien con su Prometheus, una pseudo-secuela que está a la altura de su inspiración.
The Thing (1982) de John Carpenter,
y su respectiva precuela (mejor dicho, imitación) son otros filmes que mezclan
el terror y la ciencia ficción y que tienen a varias personas atrapadas en un
ambiente desolado, mientras le hacen frente a criaturas de otro mundo.