lunes, 4 de junio de 2012

MEN IN BLACK 3


Tras 10 años de ausencia, los Hombres de Negro llegan de nuevo a la pantalla grande. ¿Alguien los extrañaba? Parece que los protagonistas Will Smith y Tommy Lee Jones y el director Barry Sonnenfeld sí, quienes han expresado en numerables entrevistas que la han pasado genial durante los rodajes de las tres entregas de Men In Black.

La primera parte de esta saga (basada en los cómics de Lowell Cunningham) que mezcla la comedia con la ciencia ficción fue un éxito, gracias al descabellado pero sorpresivo y original planteo de que entre nosotros vivían seres de otros planetas que se hacían pasar por humanos que llevaban una vida rutinaria. Era 1997 en aquel entonces. La primera secuela (ya innecesaria) llegó en 2002 y al parecer, en estos diez años, los productores se han gastado todos sus ahorros y decidieron que era hora de volver a juntar plata.

Para esta ocasión, el Agente J (Smith) debe viajar por el tiempo para salvar la vida de su compañero, el Agente K (Jones), quien ha sido asesinado en el pasado por un alienígena de malas pulgas y con un gran asunto pendiente. Suena muy absurdo… y lo es. Pero aparentemente, ha sido razón suficiente para propulsar la realización de esta película, que no aporta más que una hora y media de entretenimiento (como ya lo había hecho su predecesora). Un ‘placer culposo’, podría decirse… demasiado culposo.

Aunque honestamente, mientras miraba Men In Black 3 no podía evitar pensar en si llegaría alguna escena o algún mensaje o algo que justificara el precio de mi entrada, pero desafortunadamente me quedé con las manos vacías. A la hora de buscar los puntos a favor de la película, sólo se me ocurren pocos, pues no es más que una mezcla forzada entre la primera y la segunda.

La introducción de la película describe el escape del antagonista Boris “El Animal” (Boris “A Secas” bramaría él con un gruñido) de una prisión ubicada en nuestra Luna. Este villano de turno (interpretado por Jemaine Clement) está empecinado con asesinar a K, quien es el responsable de su prolongada sentencia y de la pérdida de su brazo izquierdo. Al describirlo, suena trillado pero al menos atrapante. Sin embargo, Sonnenfeld lo presenta como un estereotipo de villano vengativo, igual de superficial como el resto de los nuevos personajes que introduce. Y lo cierto es que, si bien Boris le pasa el trapo a la deplorable y aborrecible Serleena de Lara Flynn Boyle de la segunda entrega, no le llega ni a los talones (¡ninguno de sus seis!) a Edgar, el excelso villano de la primera, interpretado de manera sublime por Vincent D’Onofrio en su forma humana.

En fin, el aburrido y predecible Boris se las ingenia para volver a la Tierra, conseguir un artefacto que le permita viajar al pasado y deshacerse del K joven (encarnado por Josh Brolin), borrándolo de la existencia en el presente. J, quien curiosamente es el único que lo recuerda, sigue los pasos de Boris y vuelve a 1969, días antes del lanzamiento del Apollo 11, evento que cumple un papel primordial en la futura protección de la Tierra. ¿Sigue sonando absurdo? Pues lo sigue siendo…

No voy a ponerme a describir cuál son los aspectos que han hecho que Men In Black 3 sea una película tan mala, pues me llevaría varias horas densas y malgastadas. En cambio, prefiero hacer notar aquellos que contradicen la naturaleza de la idea original de la saga, con el propósito de defender mi noción de que las secuelas rara vez son necesarias.

Men In Black (1997) funcionó porque fue la primera en presentarnos este  fantástico mundo, en el que convivíamos con extraterrestres sin saberlo, que paseaban por nuestro mundo como si fuese un lugar turístico. Esta original idea disparó la primera secuela que no hizo más que explotar y expandir el repertorio de los bichos raros y extravagantes que abundan en el universo. La tercera hace lo mismo.

Men In Black (1997) funcionó porque juntaba a un carismático comediante, Will Smith, con un veterano actor serio, Tommy Lee Jones, y esta pareja dispareja se completaba en todos los sentidos. Las expresiones frías y soberbias de Jones ante las divertidísimas y rematadoras líneas de Smith, mientras este pasaba por experiencias estrafalarias, siguen siendo para morirse de risa hasta el día de hoy. La primera secuela, obviamente, recurrió al mismo recurso y abusó de él hasta agotarlo a tal punto que uno ya no veía la hora de que terminara la película. La tercera hace lo mismo.

Men In Black (1997) funcionó porque jugaba con el hecho de quién era un extraterrestre y quién no. Sonnenfeld lograba sorprendernos cuando una cabeza humana que acababa de explotar se regeneraba por sí sola, o cuando una mujer paría un cefalópodo, utilizando personajes con características algo singulares, pero lo suficientemente sutiles como para que sigan siendo propias de nuestra especie. La primera secuela exageraba estas características a tal punto que era obvio determinar qué personaje era un extraterrestre disfrazado. Así, el elemento sorpresa quedaba totalmente arruinado. La tercera hace lo mismo.

Lo que Sonnenfeld y compañía han hecho con las secuelas de MIB es retorcer su encanto original y concebir un ambiente caricaturesco e infantil, deshaciéndose por completo de esa extraña sensación de realismo que tenía la primera y que respetaba el principio del género Ciencia Ficción, que es el de relatar posibles acontecimientos desarrollados en un marco imaginario, cuya verosimilitud está sustentada narrativamente por los campos de las ciencias físicas, naturales y sociales. Aparentemente, este concepto se ha perdido entre los billetes de los productores.

Entonces, ¿qué novedades trae MIB3? Pues a Josh Brolin, un actor que tiene un futuro prometedor y que demuestra que puede estar a la altura de actores como Tommy Lee Jones, como ya lo demostró en No Country for Old Men (2007). Sin embargo, aquí le han dado la labor de imitar Jones (es indiscutible que la personalidad de K es fruto de la del mismo Jones), por lo que no es más que una sombra del añejo actor. A mi parecer, ésta ha sido una mala jugada, ya que los guionistas han desaprovechado considerablemente la oportunidad de presentar un nuevo Agente, pues la actuación de Brolin es eficaz y confirma que tiene la talla del co-protagonista serio y cómico a la vez que exige la saga.

Emma Thompson también tiene un papel…

Y eso es lo único que su participación me permite decir al respecto, pues parece que solamente ha pasado por la saga a cobrar.

La participación de Will Smith deja mucho que desear, pues hacía desde el 2008 que no lo veíamos en la pantalla grande y siempre ha sido un actor que el espectador disfruta, pero lo único que hace aquí es volver a exhibir su carisma por enésima vez. Es más, ya ni siquiera porta la gracia que aún tenía por lo menos en la segunda de MIB, pues pasa por la película casi sin ganas de esmerarse.

Los aspectos técnicos de la película tampoco se destacan, ni siquiera la música de Danny Elfman, que sobresalía en la primera entrega. Aquí, Elfman no ha tenido mejor idea que incluir guitarras eléctricas distorsionadas para que su repetitiva música suene diferente y un poco más original. Un tiro que le ha salido por la culata, pues quedan muy fuera de lugar.

En definitiva, Men In Black 3 es una película más que nada para un público infantil. Aquellos que en su momento disfrutaron del ingenio y del humor de la primera, se sentirán igual de desilusionados que con la segunda, y a mi parecer, sólo deberían ver ésta por mera curiosidad, o para buscarle un cierre a la trilogía.

¿Dónde ha quedado el director capaz de lograr algo tan innovador y divertido como Men In Black? Nadie lo sabe. Tal vez, ha sido víctima del neuralizador de los mismos Hombres de Negro. Pues Sonnenfeld demuestra que se ha convertido en un director falto de originalidad y de chispa dado que, aún estando rodeado de actores y actrices excelentes y de un equipo técnico que en el pasado ha colaborado en la producción de verdaderas obras de arte cinematográficas, opta por copiar una fórmula que ya había sido consecuencia de muy malos resultados; y así, MIB3 no es más que una extensión de su predecesora.

Mi recomendación final es que en lugar de acompañar a J en su viaje por el tiempo, sería más conveniente y productivo viajar nosotros mismos al pasado y rever la MIB original de 1997, que es la única que los realizadores han hecho con seriedad y con intensiones más propias de una película digna de Ciencia Ficción.

JMLangdon


Ficha Técnica:
Dirigida por Barry Sonnenfeld
Guión por Etan Cohen
Basada en los cómics de Lowell Cunningham
Producida por Walter F. Parkes y Laurie MacDonald
Productores ejecutivos: Steven Spielberg y G. Mac Brown
Director de fotografía: Bill Pope
Diseño de producción: Bo Welch
Editada por Wayne Wahrman y Don Zimmerman
Música compuesta por Danny Elfman
Protagonizada por Will Smith (Agente J), Tommy Lee Jones (Agente K), Josh Brolin (Joven Agente K), Jemaine Clement (Boris) Michael Stuhlbarg (Griffin) y Emma Thompson (Agente O)

2 comentarios:

  1. Confirmado: Brolin tenia lóbulos postizos.

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  2. ****SPOILER ALERT*****
    Lo único que rescato de la película es el final moloso del padre de J y blablabla, esto de la conexión a través de tanto tiempo, desde un principio, y después encontrarlo al pibe y reclutarlo... Me recordó todo el concepto de la serendipia y del lugar de las cosas, las personas y los acontecimientos en el universo. Después, tenés razón en todo lo otro, pero yo me divertí mucho de todas formas. Es una peli pochoclera. Definitivamente no mejor que la primera. Genial reseña.

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