Tras 10 años de ausencia, los Hombres de Negro llegan de nuevo a la pantalla grande. ¿Alguien los
extrañaba? Parece que los protagonistas Will Smith y Tommy Lee Jones y el
director Barry Sonnenfeld sí, quienes han expresado en numerables entrevistas
que la han pasado genial durante los rodajes de las tres entregas de Men In Black.
La primera parte de esta saga (basada en los cómics de Lowell Cunningham) que mezcla
la comedia con la ciencia ficción fue un éxito, gracias al descabellado pero sorpresivo
y original planteo de que entre nosotros vivían seres de otros planetas que se
hacían pasar por humanos que llevaban una vida rutinaria. Era 1997 en aquel
entonces. La primera secuela (ya innecesaria) llegó en 2002 y al parecer, en
estos diez años, los productores se han gastado todos sus ahorros y decidieron
que era hora de volver a juntar plata.
Para esta ocasión, el Agente J (Smith) debe viajar por el
tiempo para salvar la vida de su compañero, el Agente K (Jones), quien ha sido
asesinado en el pasado por un alienígena de malas pulgas y con un gran asunto
pendiente. Suena muy absurdo… y lo es. Pero aparentemente, ha sido razón
suficiente para propulsar la realización de esta película, que no aporta más
que una hora y media de entretenimiento (como ya lo había hecho su
predecesora). Un ‘placer culposo’, podría decirse… demasiado culposo.
Aunque honestamente, mientras miraba Men In Black 3 no podía evitar pensar en si llegaría alguna escena
o algún mensaje o algo que justificara el precio de mi entrada, pero
desafortunadamente me quedé con las manos vacías. A la hora de buscar los
puntos a favor de la película, sólo se me ocurren pocos, pues no es más que una
mezcla forzada entre la primera y la segunda.
La introducción de la película describe el escape del
antagonista Boris “El Animal” (Boris “A Secas” bramaría él con un gruñido) de
una prisión ubicada en nuestra Luna. Este villano de turno (interpretado por
Jemaine Clement) está empecinado con asesinar a K, quien es el responsable de
su prolongada sentencia y de la pérdida de su brazo izquierdo. Al describirlo,
suena trillado pero al menos atrapante. Sin embargo, Sonnenfeld lo presenta
como un estereotipo de villano vengativo, igual de superficial como el resto de los nuevos personajes que introduce. Y lo cierto
es que, si bien Boris le pasa el trapo a la deplorable y aborrecible Serleena de Lara
Flynn Boyle de la segunda entrega, no le llega ni a los talones (¡ninguno de
sus seis!) a Edgar, el excelso villano de la primera, interpretado de manera
sublime por Vincent D’Onofrio en su forma humana.
En fin, el aburrido y predecible Boris se las ingenia para
volver a la Tierra, conseguir un artefacto que le permita viajar al pasado y
deshacerse del K joven (encarnado por Josh Brolin), borrándolo de la existencia
en el presente. J, quien curiosamente es el único que lo recuerda, sigue los
pasos de Boris y vuelve a 1969, días antes del lanzamiento del Apollo 11,
evento que cumple un papel primordial en la futura protección de la Tierra.
¿Sigue sonando absurdo? Pues lo sigue siendo…
No voy a ponerme a describir cuál son los aspectos que han
hecho que Men In Black 3 sea una
película tan mala, pues me llevaría varias horas densas y malgastadas. En
cambio, prefiero hacer notar aquellos que contradicen la naturaleza de la idea
original de la saga, con el propósito de defender mi noción de que las secuelas
rara vez son necesarias.
Men In Black (1997) funcionó porque fue la
primera en presentarnos este fantástico
mundo, en el que convivíamos con extraterrestres sin saberlo, que paseaban por
nuestro mundo como si fuese un lugar turístico. Esta original idea disparó la
primera secuela que no hizo más que explotar y expandir el repertorio de los
bichos raros y extravagantes que abundan en el universo. La tercera hace lo
mismo.
Men In Black (1997) funcionó porque juntaba a
un carismático comediante, Will Smith, con un veterano actor serio, Tommy Lee
Jones, y esta pareja dispareja se completaba en todos los sentidos. Las
expresiones frías y soberbias de Jones ante las divertidísimas y rematadoras
líneas de Smith, mientras este pasaba por experiencias estrafalarias, siguen
siendo para morirse de risa hasta el día de hoy. La primera secuela,
obviamente, recurrió al mismo recurso y abusó de él hasta agotarlo a tal punto
que uno ya no veía la hora de que terminara la película. La tercera hace lo
mismo.
Men In Black (1997) funcionó porque jugaba con
el hecho de quién era un extraterrestre y quién no. Sonnenfeld lograba
sorprendernos cuando una cabeza humana que acababa de explotar se regeneraba
por sí sola, o cuando una mujer paría un cefalópodo, utilizando personajes con
características algo singulares, pero lo suficientemente sutiles como para que
sigan siendo propias de nuestra especie. La primera secuela exageraba estas
características a tal punto que era obvio determinar qué personaje era un extraterrestre
disfrazado. Así, el elemento sorpresa quedaba totalmente arruinado. La tercera
hace lo mismo.
Lo que Sonnenfeld y compañía han hecho con las secuelas de
MIB es retorcer su encanto original
y concebir un ambiente caricaturesco e infantil, deshaciéndose por completo de esa
extraña sensación de realismo que tenía la primera y que respetaba el principio
del género Ciencia Ficción, que es el de relatar posibles acontecimientos
desarrollados en un marco imaginario, cuya verosimilitud está sustentada
narrativamente por los campos de las ciencias físicas, naturales y sociales.
Aparentemente, este concepto se ha perdido entre los billetes de los
productores.
Entonces, ¿qué novedades trae MIB3? Pues a Josh Brolin, un actor que tiene un futuro prometedor y
que demuestra que puede estar a la altura de actores como Tommy Lee Jones, como
ya lo demostró en No Country for Old Men
(2007). Sin embargo, aquí le han dado la labor de imitar Jones (es
indiscutible que la personalidad de K es fruto de la del mismo Jones), por lo
que no es más que una sombra del añejo actor. A mi parecer, ésta ha sido una mala jugada, ya que los guionistas han desaprovechado considerablemente la oportunidad de presentar un nuevo Agente, pues la actuación
de Brolin es eficaz y confirma que tiene la talla del co-protagonista serio y cómico a la vez que exige
la saga.
Emma Thompson también tiene un papel…
Y eso es lo único que su participación me permite decir al
respecto, pues parece que solamente ha pasado por la saga a cobrar.
La participación de Will Smith deja mucho que desear, pues
hacía desde el 2008 que no lo veíamos en la pantalla grande y siempre ha sido
un actor que el espectador disfruta, pero lo único que hace aquí es volver a
exhibir su carisma por enésima vez. Es más, ya ni siquiera porta la gracia que
aún tenía por lo menos en la segunda de MIB,
pues pasa por la película casi sin ganas de esmerarse.
Los aspectos técnicos de la película tampoco se destacan,
ni siquiera la música de Danny Elfman, que sobresalía en la primera entrega.
Aquí, Elfman no ha tenido mejor idea que incluir guitarras eléctricas
distorsionadas para que su repetitiva música suene diferente y un poco más
original. Un tiro que le ha salido por la culata, pues quedan muy fuera de
lugar.
En definitiva, Men
In Black 3 es una película más que nada para un público infantil. Aquellos que en su momento
disfrutaron del ingenio y del humor de la primera, se sentirán igual de desilusionados que
con la segunda, y a mi parecer, sólo deberían ver ésta por mera curiosidad, o
para buscarle un cierre a la trilogía.
¿Dónde ha quedado el director capaz de lograr algo tan
innovador y divertido como Men In Black?
Nadie lo sabe. Tal vez, ha sido víctima del neuralizador de los mismos Hombres
de Negro. Pues Sonnenfeld demuestra que se ha convertido en un director falto
de originalidad y de chispa dado que, aún estando rodeado de actores y actrices
excelentes y de un equipo técnico que en el pasado ha colaborado en la
producción de verdaderas obras de arte cinematográficas, opta por copiar una
fórmula que ya había sido consecuencia de muy malos resultados; y así, MIB3 no es más que una extensión de su
predecesora.
Mi recomendación final es que en lugar de acompañar a J en
su viaje por el tiempo, sería más conveniente y productivo viajar nosotros
mismos al pasado y rever la MIB original
de 1997, que es la única que los realizadores han hecho con seriedad y con
intensiones más propias de una película digna de Ciencia Ficción.
JMLangdon
Ficha
Técnica:
Dirigida
por Barry Sonnenfeld
Guión por Etan Cohen
Basada en
los cómics de Lowell Cunningham
Producida
por Walter F. Parkes y Laurie MacDonald
Productores ejecutivos: Steven Spielberg y G. Mac
Brown
Director de fotografía: Bill Pope
Diseño de producción: Bo
Welch
Editada por Wayne
Wahrman y Don Zimmerman
Música compuesta por Danny
Elfman
Protagonizada por Will
Smith (Agente J), Tommy Lee Jones (Agente K), Josh Brolin (Joven Agente K), Jemaine
Clement (Boris) Michael Stuhlbarg (Griffin) y Emma Thompson (Agente O)
Confirmado: Brolin tenia lóbulos postizos.
ResponderEliminar****SPOILER ALERT*****
ResponderEliminarLo único que rescato de la película es el final moloso del padre de J y blablabla, esto de la conexión a través de tanto tiempo, desde un principio, y después encontrarlo al pibe y reclutarlo... Me recordó todo el concepto de la serendipia y del lugar de las cosas, las personas y los acontecimientos en el universo. Después, tenés razón en todo lo otro, pero yo me divertí mucho de todas formas. Es una peli pochoclera. Definitivamente no mejor que la primera. Genial reseña.