lunes, 6 de mayo de 2013

OBLIVION


Estrenada en pleno apogeo de películas ricas en calidad visual, Oblivion (traducida al español como El Olvido) fue originalmente concebida como una novela gráfica escrita por el mismo director, Joseph Kosinski, incluso antes de que tuviera la posibilidad de dirigir Tron: Legacy (2010). La historia de ciencia ficción se desarrolla en el 2077 y describe un mundo post-apocalíptico, consecuencia de una prolongada guerra nuclear contra una raza alienígena (los llamados “Carroñeros”) que ha obligado a los humanos a abandonar la Tierra en busca de un nuevo lugar para vivir. Tom Cruise interpreta a Jack Harper, un técnico enviado a lo que queda del planeta en una misión que salvará a la raza humana. Durante su jornada rutinaria, Harper se dedica a reparar los drones, unos robots esféricos voladores y automáticos que aparentemente son derribados con frecuencia por los pocos Carroñeros que aún rondan ocultos. Los drones protegen las inmensas maquinarias encargadas de extraer los escasos recursos naturales que quedan en la Tierra para que puedan ser enviados al TET, una estación espacial en órbita, que los trasladará a Titán, la luna más grande Saturno, colonizada por los vestigios de la humanidad. Al final del día de trabajo, Harper vuelve a la Torre 49, una base ubicada sobre el cielo de los restos de Nueva York, para reunirse con Victoria (Andrea Risenborough), quien supervisa sus paseos en aeronave y con quien ha desarrollado una relación amorosa. Juntos son aparentemente los únicos dos seres humanos sobre la faz de la Tierra. Sin embargo, la vida de Jack se ve envuelta en una total confusión de identidad cuando se encuentra con una mujer llamada Julia (Olga Kurylenko), alguien a quién jamás ha visto pero que ha estado presente en sus sueños (o recuerdos olvidados) sobre una vida que ambos compartían en un mundo previo a la guerra; recuerdos de una vida que en teoría nunca existió.

Kosinski plasma su historia con elegancia. Ya había probado con Tron: Legacy que tiene el talento de crear y filmar un mundo visualmente espectacular, y con Oblivion vuelve a demostrarlo. En la película abundan maravillosas tomas panorámicas de paisajes desolados y desérticos que contrastan con la moderna y pulcra base que habitan los protagonistas. Sin duda, varios de los diseños tecnológicos que se ven en pantalla introducen ideas innovadoras que tal vez inspiren a los ingenieros del día de hoy. Sin embargo, el joven director también demuestra que tanto hincapié en lo visual a veces debilita la narrativa, ya que el guión de Oblivion (producto de Karl Gajousek y Michael Debruyn) no está bien estructurado. La introducción de un prólogo narrado por Cruise al principio de la película proporciona tanta información que hasta el espectador más ingenuo puede llegar a anticipar algunas de las numerosas vueltas de tuerca que se verán más adelante. Recursos narrativos como este son indudablemente erróneos en películas de este género, en las que la incertidumbre es uno de los elementos más importantes para mantener la tensión de la historia. Como si fuera poco, los guionistas evidentemente se esfuerzan por tratar de explicar características de la trama que el espectador ya ha dado por sentado, o al menos ha intuido, dando como resultado algunas escenas que son redundantes y mediocres. No obstante, dejando de lado las fallas narrativas que pueda llegar a tener (y que tal vez solo sean percibidas por un ojo demasiado crítico), la película tiene un buen ritmo y nos mantiene atentos y expectantes, mientras acompañamos a Jack Harper en busca de los recuerdos que ha olvidado… o que le han  sido suprimidos.

En cuanto a las actuaciones de los protagonistas, es bastante difícil dar elogios. Tom Cruise hace de Tom Cruise, ni más ni menos. Los personajes con trastornos de identidad son bastante frecuentes en su carrera y Jack Harper se une a ese plantel. Gracias a su vasta experiencia, Cruise afronta los conflictos del héroe con la astucia y el carisma de siempre, logrando que el espectador simpatice con él. Una vez más, el actor de 50 años demuestra que todavía es capaz de tener toda la película sobre sus hombros, ya que su personaje rara vez no está presente en la pantalla de alguna forma. Esto evita que los demás co-protagonistas tengan demasiadas oportunidades para lucirse. La única que verdaderamente se destaca es Andrea Riseborough en el papel de Victoria. Su interpretación genera un personaje indeciso y emocionalmente inestable, que levanta dudas y que por momentos hará que el espectador se pregunte si sabe más de lo que dice o si sus intereses personales tienen que ver los acontecimientos que se dan a lo largo de la primera mitad de la película. Es una pena que el desarrollo del personaje se vea considerablemente reducido durante el desenlace de la historia, ya que al principio es uno de los principales centros de atención del espectador.

Lamentablemente, el tercer vértice del triángulo amoroso plasmado en la pantalla no está a la altura de Andrea. Olga Kurylenko, quien interpreta a Julia, comprueba que no es más que una cara bonita, pues su interpretación es probablemente el punto más flojo de toda la película. Su falta de talento se distingue sobre todo en las escenas que comparte con Risenborough, una actriz muy superior. Las expresiones de la ex-chica Bond son tan falsas e insustanciales que terminan perjudicando el contenido emocional de prácticamente todo el filme, pues su rol en la historia es de vital importancia y exige una interpretación que Kurylenko es incapaz de proporcionar. Sucede exactamente lo opuesto con Morgan Freeman, cuyo papel secundario es tan insignificante y superficial que solo sirve para agregar otra cara conocida al reparto además de la de Cruise. Los guionistas no solo desperdician el talento de un gran actor, sino que también se pierden la oportunidad de proporcionarle a su personaje (que es nada más ni nada menos que el líder de una resistencia subterránea) algo de sustento o desarrollo psicológico que lo conduzca hacia alguna especie de razonamiento filosófico sobre la tiranía de una potencia explotadora de un recurso natural que abunda en un sector en particular, reprimiendo las vidas humanas que lo habitan para conseguirlo. El guión claramente propone una crítica hacia esa ideología política, pero se reserva una exposición explícita.

Otro aspecto que aumenta el vacío emocional que subyace en el núcleo de la película es la música de Anthony Gonzalez, integrante de la banda francesa de música electrónica M83. No es raro que Kosinski opte por encargarle la partitura a un grupo de música, pues hizo lo mismo cuando contrató a la banda Daft Punk para Tron: Legacy, con mejores resultados. Cuando las interpretaciones de los actores son mediocres, es la labor del compositor contrarrestar las emociones perdidas con la música. Y resulta claro que Gonzalez aún no tiene la experiencia suficiente para estar a cargo de semejante tarea. A pesar de contar con una gran orquesta y numerosos samples electrónicos, los esfuerzos de Gonzalez para tratar de conmovernos no son suficientes. Su música no beneficia a Oblivion ya que, en repetidas ocasiones, Gonzalez fuerza la nota logrando que las escenas pierdan su seriedad y su peso emocional. Sin embargo, acertada es la decisión de Kosinski de incluir canciones de Led Zeppelin y otros artistas de la época a la banda sonora, para contrastar con el mundo del futuro.

Oblivion es una película con significantes atributos técnicos que se ve perjudicada por un guión indiferente y, por momentos, incoherente. El concepto original de la historia puede llegar a sonar inaudito, pero en realidad toma prestadas varias ideas y características de otras películas de ciencia ficción anteriores. El espectador fanático puede llegar a encontrar similitudes con Total Recall, Prometheus, 2001: A Space Odyssey, Planet of the Apes, Moon, Independence Day, Wall-E e incluso con algunas del currículum del mismo Cruise, tales como Vanilla Sky y Minority Report. Por lo tanto, la película cuenta con numerosos clichés típicos del género que tal vez no sean tan sorprendentes como Kosinski habría imaginado en primer lugar. Sin embargo, esto no quiere decir que Oblivion sea incapaz de brindar dos horas de puro entretenimiento con numerosas vueltas de tuerca, extraordinarios efectos visuales, una estética de diseño muy cuidada, una cinematografía asombrosa y con Tom Cruise haciendo lo que mejor sabe hacer. Es una película que exige ser vista únicamente por su impecable contenido visual.

JMLangdon 





Ficha Técnica:
Dirigida por Joseph Kosinski
Guión escrito por Karl Gajousek y Michael Debruyn
Basada en la novela gráfica de Joseph Kosinski
Producida por Joseph Kosinski, Peter Chernin, Dylan Clark, Barry Levine y Duncan Henderson
Productores ejecutivos: Dave Morrison, Jesse Berger y Justin Springer
Director de fotografía: Claudio Miranda
Diseño de producción: Darren Gilford
Editada por Richard Francis-Bruce
Música compuesta por Anthony Gonzalez, alias M83
Protagonizada por Tom Cruise (Jack Harper), Morgan Freeman (Beech), Olga Kurylenko (Julia), Andrea Riseborough (Victoria) y Melissa Leo (Sally)
Año de estreno: 2013

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